domingo, 3 de octubre de 2021

La música es insuperable

Opino lo mismo que este señor de mi quinta, del 70,  y no sé si por mi formación o mi necesidad intrínseca musical. Lo explicaba muy bien Javier Marías en un artículo que leí hace años. 

Supongo que para un escultor será la escultura, para un escritor, la literatura, para un cinéfilo el cine...

Para mí, la música. 

La música, en mi opinión, es insuperable por el resto de las artes. Totalmente de acuerdo con lo indica en la entrevista al respecto. 

https://www.elcomercio.es/culturas/musica/dedicase-borraria-redes-20210729001057-ntvo.html

«Si no me dedicase a esto, me borraría de las redes sociales y desaparecería»

El grupo presentará su último trabajo en directo en El Molinón el sábado 7 de agosto. «Es un orgullo tocar donde Quini marcó sus primeros goles»




MIGUEL ROJOGIJÓN.

Contesta desde su casa de Barcelona Santi Balmes (San Vicenç del Horts, 1970), donde se declara en tránsito dentro de una gira que hoy y mañana les ha regalado dos conciertos en campo propio, dentro del Grec Festival. Pero el próximo sábado, los Love of Lesbian tocarán fuera, en El Molinón, un campo que saben emblemático para la música en Asturias. Allí presentarán el 7 de agosto (22 horas) 'Viaje épico hacia la nada (VEHLN)', su último disco, pensado y escrito antes de la pandemia.

-Tras casi 25 años de carrera, ¿impone jugar en El Molinón?

-Para nosotros, desde que hemos vuelto tras la pandemia al escenario, cualquier concierto en un lugar emblemático es el doble de importante, es a la vez un reencuentro con la gente que te sigue y un halo de esperanza. Después de tanto tiempo parados, lo vivimos todo con más intensidad. Y no solo eso, el Molinón además fue donde Quini marcó sus primeros goles. Antes que Bruce Springsteen, en El Molinón reinó Quini.

-Y se presenta con todos los temas firmados por usted en el disco.

-En alguno me ha ayudado Julián, aunque sea yo quien firme. En un disco nunca el trabajo es de uno solo. Todos aportan su colorido, es un trabajo que llevamos elaborando hace tiempo y de todos los muchos temas que me vienen a la cabeza buscaba una colección que pudiera encajar, quería que fuese un tránsito desde la claustrofobia inicial a la esperanza final.

-Y le ha salido un disco que parece describir la situación que nos ha tocado vivir.

-Sí, milagrosamente no hay ido a parar a una coyuntura extraña, sino que, por desgracia, es banda sonora de una situación extensible a toda la sociedad. Yo diría que el tema principal es el bloqueo, aunque el mío era algo mental, y se acabó convirtiendo en algo físico, en un confinamiento.

-También hay una crítica a los extremismos. ¿Estamos en un país enfrentado?

-Me da la sensación de que mucha de la rabia se vuelca en Twitter y en ese estercolero de odio quizás pueda dar esa impresión, la gente se desahoga ahí, para bien y para mal. Las plataformas sociales presentan una imagen distorsionada de la sociedad. Están los extremistas y las expresiones extremistas de la gente moderada, que las usa para decir lo que no diría normalmente. Sí es cierto que estamos en una época muy confusa, se les da mucho pábulo a los extremistas, se les acepta, y en un momento así se buscan culpables, y eso es campo de cultivo ideal para la extrema derecha.

-Usted también se metió en un jardín con Pablo Casado. ¿Cuál es su relación personal con las redes?

-Es complicado quedarse siempre al margen. La última opinión de Casado sobre el mallorquín y el catalán era tan ridícula... Cuando se ve que alguien es tan inculto o tan deliberadamente cínico, no queda otra que dar tu opinión, sobre todo si toca tu lengua materna, si te tocan lo sentimental. No puedes ser presidente del Gobierno si tienes esa opinión. Pero mi relación la definiría con un 'no hay más remedio'. Si por mí fuera, me borraba de todas y me largaba. Si no me dedicara a esto, desaparecía como Syd Barret. No hay que opinar todo el tiempo sobre todo, y hay gente que se pierde en las redes, pierde el contacto con su vida normal. Hay muchos otros que no están ahí, muchos trabajadores y trabajadoras que desconocen todo lo que pasa en Twitter, su opinión no está ahí. Hay gente sensata en el mundo.

-Durante el confinamiento, las redes sirvieron para que la música y la cultura llegasen a las casas. ¿Se siente uno bien cuando una canción sirve para algo a alguien?

-Reconforta muchísimo. La canción de The Police 'Message in a bottle', cuando se tira una botella al mar y luego te das cuentas de que hay miles de náufragos ahí fuera, esa es la definición más acertada de lo que supone lanzar emociones al exterior a través de la creación artística. La obra de arte la adaptan las personas, ese es el punto donde adquiere relevancia social, cultural, emocional...

-Para Santi Balmes, ¿es más importante el momento creativo o ese de compartir en directo el resultado?

-Para mí son los dos momentos clave. Primero cuando surge la idea y ves la frondosidad de posibilidades de una canción. Luego hay un proceso en el que se poda y queda lo que queda, que es un momento frustrante. Pero si logras mantener esa epifanía, esa catársis que surgió al inicio, es algo adictivo. Después, cuando lo compartes con la gente, acaba de adquirir todo el sentido.

-¿Trabaja de la misma forma para escribir un libro que un disco?

-Cuando quieres transitar por un proceso intelectual que no toca tanto lo que es la emoción primaria y plantea una situación que te hace pensar y te vuela la cabeza, ahí me decanto por el escrito literario, buscando la belleza en el mundo de las palabras. Con las canciones existe un vaso comunicante, porque también busco la musicalidad. Cuando tienes una melodía, es mucho más complicado adaptar el texto en castellano. Pero tanto es así que cuando todo sale bien, lo que se crea es un lenguaje de dioses. La música, en mi opinión, es insuperable por el resto de las artes. Te puede gustar mucho un cuadro de Klimt, pero lo que te da una canción cuando la escuchas una y otra vez, lo que te hace revivir... En eso soy radical, la música está por encima de todas las artes, hay un componente mágico que se te escapa.

-¿Las vacaciones? ¿Para cuándo?

-Me iré en diciembre con la familia. Pero ya estuve una semanita con los míos en L'Ampurdá, en la Costa Brava, que con el tiempo que teníamos era lo más razonable. Y creo que tendremos un día para darnos una vuelta por Asturias cuando vayamos a tocar a Gijón.