Lo cierto es que de las voces argentinas me resultan más agradables las de mujeres que las de hombres. Ellos me resultan algo relamidos y me parecen todos ligones, aunque no lo sean. Sin embargo, la voz de mujer argentina me parece deliciosa. Me engancha. Es como una música celecstial. De hecho, mi empleada de hogar es argentina. Me resulta más bello el poema recitado por esta chica, que parece que se abriga con las palabras, y que está ahí, en su mundo de letras acurrucada y protegida por su mantita pero, a la par, quiere compartirlo con el mundo a través de Instagram. Esa magia y esa cosa buena que también tiene la red.
