lunes, 3 de mayo de 2021

El valor de mi opinión

Me gusta leer. Libros y prensa. 

Algo que detecto en los artículos de opinión es que cada vez están más afeitados y autocensurados. Si quien los escribe vive de vender su producto, pues tiene miedo molestar, ir contracorriente e incomodar al gran público. Se quedan ahí, en una nebulosa, sin mojarse....Cada vez más. Víctimas de su propia autocensura. Es triste. 

Lo comprendo porque yo solo me autocensuro con un tema: LOS ALUMNOS. Lo dejo todo para mis memorias cuando me jubile. El día que comprendí que soy funcionaria con sueldo de por vida, y que los únicos que podían poner en peligro mi trabajo era ese público, me percaté del riesgo. Llevo 25 años dando clase. Creo que de la docencia universitaria es de lo que más y mejor puedo hablar, y de manera autorizada, pero lo haré el día en que me jubile y no los tenga delante. Escribí un artículo al respecto, hace ya muchos años, y me percaté del riesgo. Son un tipo de personas que cada vez reciben más, y dan menos. Cada vez conocen mejor sus derechos y menos sus obligaciones y el mejor mecanismo defensa que tomo es LA DISTANCIA. Soy una profesora que mantiene escrupulosamente la distancia con sus alumnos, casi de una manera anacrónica, pero me da exactamente igual. Es una mera cuestión de supervivencia. Hay excepciones, sin duda. Pero la mayoría, lamento decir que no merecen otra cosa. Y ahí lo dejo, hasta que me jubile y publique mis memorias docentes. 

En el resto de temas y personas, soy absolutamente libre y capaz de controlar los riesgos que asumo al dar mis opiniones. Llevo ya muchos años opinando públicamente. 

Supongo que eso hace que mis artículos se lean y tenga interés, según me han dicho. 

Y bueno, pues no me voy a negar si les gustan y si consideran que mi opinión tiene un valor y un sentido social. 

Soy libre en mi cabeza y mis garbanzos están seguros, al margen de que a la gente le guste o no, le moleste o no lo que escribo. Y además, no me importa. Me pienso lo que escribo antes de hacerlo y cada cual tendrá su opinión. 

Y eso se nota cuando escribo. 

Ayer vi esto en el digital de EL COMERCIO y me dije: "Caramba Susanita, para lo pequeñita que eres has llegado muy alto". 



Aquí estoy de izquierda a derecha entre el ilustre Director de EL COMERCIO, decano de la prensa asturiana, a su lado un gran catedrático de nuestra Universidad, con amor por la escritura y descendiente directo de Clarín, el autor de la Regenta; del otro lado un periodista de raza y gran peso nacional, que presentó en su momento Informe Semanal, y a su vera una de las plumas más autorizadas en esta tierra por su inmenso conocimiento de la política y la economía, de manera general y, en particular, del Principado de Asturias. 

Según me vi ayer ahí, me dije "¿De veras estoy ahí?". 

Hay que ver dónde le lleva a una la vida. 

"Ay, LA VIDA, esa cosa extraña con nombre de zumo de frutas" leí una vez.