Como Presidenta de la Asociación de Padres del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón, estoy muy feliz de haber entregado este premio - retrasado por esta pandemia - a esta brillante alumna que ha obtenido el mejor expediente, en viola, por eso es violista, y que estudia simultáneamente la carrera de piano. Brillante talento musical.
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Sofía Díez, una violista en el tejado del Conservatorio
La joven de 17 años, «alumna ejemplar» que sueña con tocar en una orquesta, obtiene el premio al mejor expediente de 2020
«Requiere mucho esfuerzo, pero el sacrificio merece la pena». Con estas palabras, Sofía Díez Martínez, de la modalidad de viola, recibió ayer el Premio Memorial Ángeles Martínez al mejor expediente académico del Conservatorio Profesional de Danza y Música del 2020. La directora del centro, Julia Álvarez, se refirió a la premiada como «una alumna ejemplar» ya que con sus 17 años, concluirá este mismo curso sus estudios profesionales de piano, «un hecho de prestigio para todo el profesorado».
Sobre este último, se sintió especialmente orgullosa la joven Sofía Díez, ya que desarrolla un papel clave tanto en «la difusión de las técnicas y de los conocimientos como en transmitir la ilusión por los instrumento".
La precocidad de sus logros no le impide reflexionar sobre nuevos proyectos que presentarán cauces melódicos. Cuando concluya el Bachiller, avanza, cursará el grado superior de Música con el sueño confeso de formar parte algún día de una orquesta. No obstante, ser maestra de nuevos talentos lo ve como algo cercano y, por tanto, «muy ilusionante».
La «felicidad» de la música
Aun así, Sofía insitía ayer en la importancia de seguir actuando con humildad pues, a pesar de haber conseguido cosas importantes, «todavía queda mucho camino por recorrer», razonaba, y espera hacerlo con la misma ilusión con la que lo ha hecho hasta ahora: «Disfrutando de cada paso».
Conseguir el título de Bachiller con una buena nota en la EBAU figura como uno de los retos más inmediatos para la joven que, a lo largo de su vida, siempre trató de compaginrlo todo: «Que mis estudios musicales fuesen un suplemento, pero que no interfiriesen en la formación que recibo en el instituto».
Sofía Díez Martínez reconoció para EL COMERCIO que, en ocasiones, hay que hacer malabares para ajustar todas las actividades, pero que «con ilusión» siempre se acaba consiguiendo. Incluso, a pesar de lo apretada de su agenda formativa, encuentra un hueco para el ocio, aunque realmente, «nada me genera tanta felicidad como el mundo musical», sentenció.
