miércoles, 18 de noviembre de 2020

La peor crisis en 75 años

 Este artículo fue publicado en TRIBUNA de ECONOMÍA 

de EL COMERCIO el  sábado 14/11/2020

La noticia de la llegada de una vacuna eficaz contra el coronavirus ha sido como un balón de oxígeno estos días porque es lo único que puede hacer cambiar la tendencia de lo que afrontamos: la peor crisis económica en 75 años. Me caracterizo por ser optimista, pero los datos y la situación económica me llevan a sostener la afirmación anterior. La pandemia aún está lejos de ser doblegada, el número de infectados vuelve a multiplicarse y la economía sigue acusando el duro golpe que está suponiendo la paralización de muchas actividades productivas. Nuestra vida social se ha reducido al máximo, el teletrabajo se ha instalado en nuestras vidas y hemos dejado de viajar, hacer turismo y salir a cenar al restaurante. La llamada nueva normalidad está reconfigurando el mundo, tal y como lo conocíamos antes de Covid-19. Entre las grandes economías, España será la que sufra una mayor recesión. Además, es muy probable que la incertidumbre entre los empresarios y la caída de la facturación lleve a un mayor incremento del desempleo en la recta final del año, lo que provocará un golpe añadido sobre el consumo. Lo que en un principio parecía una crisis muy profunda pero breve se antoja ahora de consecuencias duraderas, ya que es posible que el PIB y el empleo anteriores al coronavirus no se recuperen hasta dentro de varios años. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) el colapso de 2020 dejará cicatrices hasta bien entrado el medio plazo. Después de que el confinamiento laminara el PIB español en un 21,5% en el segundo trimestre, la mala temporada turística de verano, lastrada por los rebrotes del coronavirus y el desplome del turismo extranjero, ha llevado a que la recuperación sea apenas perceptible. De acuerdo con distintas previsiones, la economía apenas recuperaría en el tercer trimestre entre un 40% y un 45% del terreno perdido frente a los niveles pre-crisis y la mala noticia es que el trecho que queda para volver a alcanzar las cifras de 2019 será muy difícil de recorrer.


Al desplome económico del 12,8% este año hay que sumarle un golpe en todas las áreas clave de la economía: el consumo privado caerá un 14,8%, la inversión, un 16,2% y las exportaciones, un 25,5%. Sólo el gasto público, con un alza del 3,7%, se mantendrá en ascenso, aunque será insuficiente para impulsar el conjunto de la actividad. De hecho, un vistazo a las perspectivas de crecimiento en las grandes economías del mundo muestra que España no sólo queda muy por debajo de otros países de nuestro entorno sino el último de todos ellos, con un desplome que triplica al de Estados Unidos y duplica al de Alemania. Y esto no sólo se debe al elevado peso turístico, ya que países como Italia acusan un golpe inferior al español sino, en mi opinión, a la mala gestión de nuestro gobierno. Por el momento, el mercado laboral parece haber contenido el golpe, pero todo apunta a que se encuentra en una situación similar a esos últimos instantes de unos dibujos animados que me gustaban mucho de niña, en los que la gravedad espera a que el coyote se dé cuenta de que está flotando en el vacío antes de dejarle caer en picado. Las últimas cifras de empleo muestran que los empresarios han dejado de recuperar a los trabajadores del ERTE a la actividad y, dadas las elevadas restricciones a buena parte del sector servicios, es muy probable que la reincorporación se detenga. Es más, vista la dificultad para aumentar la facturación en los próximos meses, muchas compañías pueden optar por despedir definitivamente a sus trabajadores, estén en ERTE o no. De hecho, el CIS alerta de que cada vez hay un mayor número de trabajadores que temen perder su empleo, lo que está retrasando el consumo de bienes duraderos. Esto, junto con los rebrotes de la pandemia y las mayores restricciones sanitarias, oscurecen las previsiones del último trimestre del año.

En mi opinión, si la vacuna llega más pronto que tarde, - eso espero -, hay retos en todos los niveles. De manera global, la guerra comercial y la polarización política deberán suavizarse y el cambio de gobierno en EE.UU. puede ayudar a ello y obliterar errores de Trump. Otra buena noticia, sin duda. La Organización Internacional del Trabajo estima que la pandemia está afectando de alguna manera a unos 3.300 millones de trabajadores en todo el mundo. Es evidente que hay que actuar en ese frente; la sostenibilidad está en la hoja de ruta de los gobiernos; a nivel europeo, la mejor resolución del Brexit es básica desde el punto de vista económico, así como potenciar la digitalización y 5G y, por supuesto, reforzar el sistema sanitario, además de dedicar dinero a investigación, es fundamental para salir de la mejor forma de esta crisis tan grande que nos ha traído un bicho tan pequeño.