¿Hay alguien que no sepa lo que es intensidad y belleza musical, elevada a la máxima potencia, magistralmente compuesta y magistralmente dirigida por un joven Karajan?
Beethoven, por su sordera, no podía dirigir sus obras, lo cual le frustraba aún más. Y esto pudo componer un hombre lleno de rabia, amargura y genialidad.