Este articulo fue publicado en la sección de Economía
del diario EL COMERCIO el 26/11/2019
Se venía anunciando
desde hacía unos meses y ayer lunes, festividad universitaria de Santa Catalina
de Alejandría, por fin, se produjo. Trabajar ayer en la soledad de un enorme edificio
que mandó construir un caudillo cuyos restos trashumantes parecen estar más vivos
que muchos de nuestros políticos, me permitió seguir la evolución del proceso
de apertura de la cotización de esta empresa tecnológica asturiana. Izertis se ha estrenado ayer en el MAB (Mercado Alternativo Bursátil). A
un precio de referencia de 1,70 euros por acción, el paquete inicial supuso entorno
al 10% del valor de cotización, cifrado en unos 36,2 millones de euros. He de
decir que, tradicionalmente, en la bolsa española, se suele sacar en torno a un
30% del papel; por debajo de eso, se considera una muy tímida apertura, pero
algo es algo. Las expectativas generadas por el anuncio del salto al
parqué de la compañía gijonesa despertaron un gran interés entre los
inversores, fundamentalmente en Asturias, empezando por los propios
trabajadores, que están apostando por la compañía y continuando por empresas
del sector. Existe, no obstante, un elevado interés a nivel nacional e
internacional por esta empresa. Arrancó su 'road show' a principios del pasado
mes de septiembre. La tecnológica asturiana tiene 23 años de vida y reparte
sedes en seis países, habiendo realizado trabajos en 49 países diferentes. Cuenta
con más de 700 trabajadores y supera los 500 clientes.
Su previsión es
situarse, a medio plazo, entre las 25 principales consultoras tecnológicas de
España, pero para ello precisa superar los 100 millones de euros en cifra de
negocios. Ha presentado un crecimiento anual de un 23% de media entre 1997 y
2018. Son 19 las empresas adquiridas en su trayectoria (seis de ellas este
mismo año, otras cinco en 2018 y cuatro en 2017), y cuenta con 12 millones de
fondos propios. No tiene, sin embargo, activos inmobiliarios porque la
rentabilidad de los fondos propios invirtiendo en tecnología es superior a la
que obtendría en inmuebles. Esta compañía, dirigida por el gijonés Pablo Martín,
es la segunda empresa asturiana en cotizar en el MAB tras Asturiana de
Laminados. El gijonés pretende mantenerse como principal accionista con más del
70%. La compañía ha planificado al milímetro esta operación de salida a bolsa y
aunque es, a mi juicio, muy poco el papel colocado, es un primer paso
extraordinario para potenciar su crecimiento y captar fondos más baratos. La
operación permitirá a la tecnológica retener talento con instrumentos como las “stock
options”. El vídeo de la nueva empresa cotizada, con el toque de campana
digital, ya está en el Twitter de BME, donde se recogen ahora este tipo de
operaciones.