viernes, 30 de octubre de 2020

Hijos con ideas propias

 Con mi primogénito, tenía fecha prevista de parto el 28 de enero. Estaba yo muy feliz con la fecha, porque todos los 28 de enero celebramos la festividad de la Universidad: Santo Tomás de Aquino. Así que el día del cumpleaños de mi hijo, sería siempre fiesta laboral para mí. 

Pero no. Decidió adelantarse un día y nacer el 27 de enero. El mismo día que Mozart. Así lo quiso mi estupendo y rubio pianista y ajedrecista...




Y en cuanto a mi niña, la ginecóloga de la consulta privada a la que iba por entonces, me dio un intervalo entre el 27 y 30 de octubre. Y el ginecólogo del Seguro, lo cuadraba más al 29 de octubre. Ella decidió adelantarse un poquito más, tenía más prisa o era más calculadora y decidió nacer 9 meses exactos de calendario tras la fecha establecida como concepción: el 23 de enero de ese año. Y nació el 23 de octubre. Toda una Escorpio, desde ese mismo día. 

Pues me parece muy bien que mis hijos tengan ideas propias y que hayan venido a este mundo, a este complicado mundo, el día que ellos han considerado que estaban preparados para rodar por aquí. 

Niños de fin de mes. Mi cuerpo siempre ha funcionado como una máquina con ciclos redondos cada 28 días, con lo que calcular los días de concepción y fértiles del mes, siempre ha sido fácil. 

Lo más fácil de este mundo para mí. Quedarme embarazada, parir, amamantar...Lo más fácil y lo mejor de mi vida, y casi no ha dependido de mi. Ha sido la madre naturaleza quien lo ha decidido. 

Mi niña ya era mona hasta en el vientre materno.