Es sorprendente, en este mundo twittero, en el que yo ni pincho, ni corto, y en el que todo va tan rápido, a qué velocidad nos olvidamos de las cosas.
¿Ya nos hemos olvidado de este señor y de la jubilación dorada que le va a quedar?
¿Por haber hecho qué?
La verdad es que, como bien dice en el artículo que dejo más abajo, el señor Marius Carol, definitivamente la política ha dejado de ser una noble actividad.
Y que gente innoble gane estas cantidades de dinero, es tremendo. Nos tendríamos que replantear muchas cosas en este país, de una vez por todas.
Definitivamente hay gente muy tóxica. Entre los catalanes, según lo que leemos cada día, hay un número sorprendentemente elevado de personas tóxicas. Y alguno, de los que no te esperabas. Increíble pero cierto. La vida nos puede seguir dando sorpresas todos los días. Y algunas son realmente desagradables. Hay catalanes muy desagradables. El de la foto es uno de ellos, pero no el único.
https://www.20minutos.es/noticia/4398731/0/torra-inhabilitacion-expresident-sueldo-pension-oficina/?fbclid=IwAR18Hry4Y4-l-ky7DV4AD1ubhwVJSDIwbgIOQAZyZNpefCa95cRwoRmwBXc
Torra tendrá un sueldo de más de 120.000 euros al año como 'expresident' y una pensión vitalicia de 92.000 euros
CARLA MERCADER 29.09.2020 - 17:00H
A pesar de su inhabilitación, podrá disponer de una oficina propia y coche oficial con chófer.
La
inhabilitación del expresidente de la Generalitat, Quim Torra,
no le impedirá seguir disfrutando a
costa de las arcas públicas de unos privilegios reservados a tan
solo unos pocos.
Según la Ley 6/2003, de 22 de abril, que
regula el estatuto de los expresidentes del Govern, tendrá derecho a percibir
un sueldo del 80% de
lo que cobraba cuando estaba al frente del ejecutivo catalán, es decir, de unos 122.400 euros al año, ya
que percibía una retribución de 153.235,50.
La norma establece que este sueldo solo lo
podrá disfrutar durante un periodo
equivalente a la mitad del tiempo que ha estado en el cargo, por
lo que, como ha estado 28 meses, serían 14.
ARTICULO MARIUS CAROL
El otro virus (casi más
tóxico)
Consejero editorial
01/10/2020 00:24Actualizado
a01/10/2020 03:12
La encuesta del CIS sobre la sociedad española demuestra que los ciudadanos
están más preocupados por la política que por la pandemia. No es que haya caído
la inquietud por la Covid-19, sino que los españoles asisten perplejos a la
incapacidad del Gobierno y la oposición de consensuar políticas para abordar la
lucha contra la epidemia y para afrontar la reconstrucción económica. Lo
escribió Antonio Muñoz Molina el domingo en El País: “A cada
momento la política española se está volviendo más tóxica que el virus de la
pandemia (...) Es tan destructiva como el virus. Contra el virus, llegará la
vacuna e irán mejorando los tratamientos paliativos; contra el veneno español
de la baja política, no parece que haya remedio”.
Me parece una inmoralidad esta incapacidad de la clase política de
consensuar nada y una irresponsabilidad, la imposibilidad de aparcar las
diferencias ideológicas para trabajar juntos en aquello que les une. No se
puede degradar más la política, que definitivamente ha dejado de ser un oficio
noble. No hemos tenido bastante con aguantar administraciones deshonestas e
ineficientes, sino que encima debemos aguantar discursos agrios, baladíes e
irresponsables en el Parlamento. Las sesiones de control en el Congreso –basta
recuperar la de ayer en la Cámara– no enaltecen a la política y en cambio
desmoralizan a los ciudadanos. La oposición busca las palabras groseras y el
tono más ofensivo, lo que aprovecha el Gobierno para no responder a lo que le
preguntan, haciéndose el agraviado. Habría que impedir que estos toma y daca
tan impropios como lamentables se transmitieran en horario infantil, en caso
contrario las nuevas generaciones aborrecerán la política, que hubo un tiempo
en que fue un arte noble.
El martes, conversando con Antonio Garrigues, me dijo una frase que da que pensar, hablando de la incapacidad de los políticos: “Al menos los italianos, con una crisis política casi permanente, afrontan el caos desde la excelencia”. Es más, se han permitido votar la reducción del número de parlamentarios para dar ejemplo de austeridad, mientras aquí los asesores se multiplican con la misma rapidez que la Covid-19. Mario Benedetti escribió que el único consuelo de entrar en el caos es que uno también se vuelve loco. Como proclamaba al final de su artículo Muñoz Molina, deberíamos exigir que la vida política estuviera regida por los mismos principios de pragmatismo y concordia por los que casi todos nos guiamos en la vida. Nada más fácil, pero a la vez más difícil.