viernes, 23 de octubre de 2020

Güeyos de perdiz

No sé nada de ornitología, ni me interesa mucho, la verdad, pero tendría yo 9 o 10 años, cuando me enteré de que las perdices tenían los ojos pequeños. Mi madre me llevó a un endocrinólogo gijonés, el mejor de Asturias según decían, y allí se plantó para decirle: "Es que la niña no me crece. El mejor pescado, los mejores alimentos, leche, ....pero no crece". Estuve a punto de decirle a mi madre en la consulta si se había fijado en la estatura de mi padre pero ese día, de milagro, me callé. Ella tiene una estatura media y normal para su generación, pero yo quedé más pequeñita. La desgracia, posteriormente, no fue tanta, porque la menarquia fue con 15 años, lo que me dejó más margen de acción, lenta pero segura, y con 20 años me metieron en un quirófano, me partieron por la mitad, me metieron dos barras metálicas a cada lado de la columna vertebral y me estiraron 3 cm. más.

Lo que dijo el día de autos, el citado endocrino, muy asturianu él,  fue: "Más val ser pequeñina y tener esa cara que grandona, mal hecha y con güeyos de perdiz". 

Güeyu en asturianu es OJO. 
Me dio unas ampollas que sabían a rayos y truenos...