Este artículo fue publicado en la Sección de Economía
de EL COMERCIO el 15/10/2020
El galardón del Premio Nobel de Economía será entregado, con permiso del coronavirus, el próximo 10 de diciembre a dos veteranos economistas estadounidenses, Paul Milgrom (72) y Robert Wilson (83) por sus teorías de las subastas y por su innovador trabajo que ha sido utilizado, en particular, para la asignación de frecuencias de telecomunicaciones. Wilson fue asesor de la tesis de Milgrom y juntos diseñaron el protocolo de subasta que utiliza la Comisión Federal de Comunicaciones para distribuir las frecuencias celulares entre las compañías telefónicas. Wilson se licenció en Matemáticas en Harvard para desarrollar carrera en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford hasta hoy. Milgrom, cuyo trabajo conozco mejor, se licenció en Matemáticas en Michigan, para especializarse posteriormente en Estadística en Stanford, la misma universidad en la que se doctoró en Economía. Milgrom ha hecho contribuciones fundamentales a la teoría de juegos en los años 80 y 90.
Muy conocido
para los estudiantes de finanzas es, desde la perspectiva de la teoría de
juegos, el punto de partida para la teoría de la formación de la reputación que
es el dilema del prisionero, muy largo de explicar en estas líneas, pero que
lleva a un resultado ineficiente. En un artículo muy influyente que publicó en
1982 con otros dos investigadores, demostró que, si uno o dos jugadores tienen
incluso una probabilidad muy pequeña de comprometerse a jugar “ojo por ojo”,
entonces ambos jugadores tienden a cooperar hasta los últimos períodos. Esto se
debe a que incluso un jugador no comprometido tiene incentivos para
"construirse una reputación" por estar comprometido “ojo por ojo” ya
que, al hacerlo, lleva a que el otro jugador quiera cooperar. Y esto dio lugar
a una rama completa de la literatura de teoría de juegos sobre tales
"efectos de reputación". Me hace esto pensar, en el contexto político
actual, en la pérdida de reputación que tiene para las personas que deben
cooperar, el hecho de no hacerlo y en escenarios que no son precisamente un
juego, sino de grave riesgo para la salud pública. Milgrom tiene además
contribuciones fundamentales para la comprensión de los mercados de valores. En
sus trabajos abordó una pregunta importante sobre por qué las personas intercambian
activos financieros y si se puede sacar provecho de la especulación. Proporcionó
un modelo dinámico del proceso de formación de precios en los mercados de
capitales y una explicación basada en la información para el diferencial entre
los precios de oferta y demanda. Este modelo de comercio dinámico con
información asimétrica ha sido uno de los modelos, caballo de batalla, en la
literatura sobre microestructura de mercado, de gran relevancia en la literatura
financiera académica actual.