viernes, 9 de octubre de 2020

Del Colegio al Conservatorio

Un día descubres que hay muchos coles como tu cole. Es fascinante verlo en pantalla grande, y ver todos los parecidos. 

También es fascinante ver que no todos, ni todas somos iguales. Y que esas dominicas que fumaban, bebían whisky siendo mocitas, y escuchaban música que no era clásica, no son como tú. 

Que tú has vivido de otra manera. Y que si has tenido una adolescencia que no ha sido otra cosa que una prolongación de la niñez pero con agenda de persona adulta muy ocupada, un bachiller y una carrera en paralelo, un idioma en el colegio y otro en una escuela británica, pues no hay tiempo a todo. 

Y al final, es un chico, un Tauro romanticón, quien te lo enseña todo, quien te pasa las casettes de la música que no has escuchado, y quien te enseña a vivir y a disfrutar todo lo que no has disfrutado porque sigues siendo una niña, aunque ya no tengas edad de ser niña. 

Y lo mejor de todo, es que lo hizo con toda la paciencia del mundo, esperando todo el tiempo que yo necesité, que fue mucho, lo sabe él y lo sé yo, a dejar de ser una niña. 

No lo pudo hacer mejor. 

No, no todas las Dominicas fuimos iguales, ni tuvimos la misma adolescencia aunque nuestro colegios y nuestros uniformes azules fueran iguales.