Desde que, hace casi cuatro siglos, las 14 brujas de Salem fueron ahorcadas por el fanatismo puritano, sabemos que cuando una mujer trasgrede o se resiste a cumplir los imperativos sagrados de una sociedad, corre el peligro de ser acusada de bruja; en estos tiempos, el término ha derivado en el de loca o histérica. Es lo que le sucede a la protagonista de esta novela, tachada de demente incluso por su propia familia, sencillamente porque decide asumir la maternidad de una hija sin padre.
Estoy convencida de que es algo frecuente, aún hoy. Cuando una mujer toma decisiones que se salen de lo habitual, lo más probable es que la tachen de loca, o "locatis", que se dice ahora, o, incluso, de algo peor. Loca aunque no lo esté.
Una obra de Inés Cagnati.
