martes, 23 de julio de 2019

Vicio sin parar

Y tras todo el año con campeonatos, se me inscribe en el Open Internacional de Ajedrez del Real Grupo de Cultura Covadonga. Ayer, sentada en la grada desde las cinco de la tarde hasta las nueve de la noche que terminó la partida. Menos mal que llevé la novela. 
Su contrincante, un señor que tenía más ELO, en teoría, se levantó varias veces. Creí que tiraba la toalla. Pero no. Aguantó y quedó derrotado. 
Iván el Terrible no para ni en vacaciones. Yo creo que cuando algo te gusta y te engancha de veras, no paras. No te cansas. Espero que le siga sucediendo esto siempre con el ajedrez, que no es incompatible con que le guste el fútbol. No. No lo es en absoluto. 





Jugando con su primer profesor en un campeonato del Grupo el año pasado. Lo tiene muy crudo para ganarle. Siempre es bello para los profesores ver cómo nuestros alumnos nos superan, pero si además son hijos, la satisfacción es mucho mayor. Yo le enseñé a tocar el piano. A mí me aburre el ajedrez. Como a mi hija. Para que luego digan que no hay diferencias de género. Mi hija no ha podido nacer en un entorno más favorable para el aprendizaje y la destreza en ajedrez. Se le ha ofrecido de todas las formas posibles. Y no. La música sí, pero el ajedrez NO.