Muy bien.
Pero para lograrlo ¿no se debería impedir el progreso en la carrera a las mujeres verdad? La solución está en quien tiene que decidir al respecto. Digo yo.
https://www.elcomercio.es/opinion/acabar-brecha-genero-20230224000817-ntvo.html
Acabar con la brecha de género
en las carreras científicas
MARÍA BLANCO PRIETO CATEDRÁTICA DE LA FACULTAD DE FARMACIA Y NUTRICIÓN EN
LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA
Viernes, 24 febrero 2023, 02:03
Solo un 33,3% de los investigadores a nivel mundial son mujeres. Aunque
muchos países han alcanzado la paridad de género en este ámbito, la desigualdad
sigue siendo clara a muchos niveles. Los puestos de responsabilidad en
investigación ocupados por mujeres constituyen una minoría y aún más, en
puestos superiores de dirección. Se produce la llamada 'gráfica de la tijera',
en la que conforme subes de categoría en la carrera científica el número de
mujeres es cada vez menor.
El papel de la mujer en la ciencia siempre ha estado relegado a un segundo
plano. De hecho, solo 22 científicas han recibido un premio Nobel en toda la
historia. Y no solo porque haya sido un ámbito donde han destacado más los
hombres, sino también porque muchos logros y descubrimientos cuya autoría
correspondía a científicas les fueron atribuidos a ellos. El caso más conocido
es el de la química británica Rosalind Franklin, a la que se negó durante mucho
tiempo su papel en el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN.
Su investigación fue clave en el rompecabezas que les faltaba a sus colegas,
Watson y Crick, para formular su hipótesis sobre la estructura del ADN. En 1962
estos dos científicos obtuvieron el Nobel, pero el nombre de Rosalind no se
mencionó ni reconoció en este avance sin precedentes.
Otro dato significativo es que hasta el siglo XX no se permitió a las
mujeres el acceso a instituciones científicas. Una de las mujeres más
importantes de la historia y primera en recibir un Premio Nobel en 1903, Marie
Curie, no fue admitida en la Academia de Ciencias de Francia por ser mujer. Más
de medio siglo después, en 1962, una estudiante de doctorado del Instituto
Curie, Marguerite Perey, fue la primera en ingresar en esta Academia.
Este veto a las mujeres en el ámbito de la ciencia lo vivió y denunció la
neuróloga italiana Rita Levi-Montalcini, quien hizo patente que muchos de los
hallazgos científicos atribuidos a hombres los hallaron en realidad mujeres. La
científica, que descubrió el primer factor de crecimiento conocido en el
sistema nervioso y obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1986,
junto con Stanley Cohen, siempre creyó que la desigual aportación de hombres y
mujeres a la ciencia, y los mecanismos de desautorización femenina, se debieron
a la mentalidad colectiva predominantemente tradicional.
En la actualidad, las desigualdades y los 'robos' de méritos científicos a
mujeres no son tan evidentes. El papel de la mujer en la ciencia está cambiando
y se equipara al de los hombres, gracias al esfuerzo de muchas investigadoras y
también a las políticas de igualdad. Tanto en los estudios universitarios, como
en doctorado, postdoctorado y máster, la presencia de mujeres y hombres es
equitativa, incluso en algunos ámbitos la primera es mayor. Pero a medida que
pasa el tiempo, convertirse en líder de grupo o llegar a puestos de
responsabilidad resulta más complicado. Entre los investigadores españoles más
citados, por ejemplo, solo el 11,5% son mujeres. Pero esto no significa que las
mujeres no publiquen, sino que no lideran estos trabajos, al no ser
responsables de grupo o no poseer puestos de responsabilidad.
Afortunadamente, el techo de cristal se va resquebrajando poco a poco, pero
sigue siendo crucial eliminar los sesgos de género y reivindicar el papel de la
mujer en días como el que hoy conmemoramos (Día de la Mujer y la Niña en la
Ciencia). Hay que fomentar la participación de las mujeres en las
convocatorias, en las financiaciones de los proyectos... y en este sentido se
está avanzando. Asimismo, tenemos que seguir luchando y promoviendo políticas
para que la conciliación, uno de los factores que más ha limitado hasta ahora
este ascenso en la carrera científica de las mujeres, no continúe suponiendo
una barrera. Un embarazo o compaginar vida familiar y laboral no debería
entender de géneros.
Además de una lucha por la igualdad a todos los niveles, también es
esencial una labor social que despierte vocaciones desde edades muy tempranas.
Ofrecer referentes reales, que más allá de ejemplos del pasado, como Marie
Curie, Rosalind Franklin o Rita Levi-Montalcini, sean académicas, catedráticas
o científicas que lideren proyectos y equipos de investigación en la
actualidad. El consejo para nuestras futuras científicas es esfuerzo, esfuerzo
y esfuerzo. Pero no visto como sufrimiento, sino con una meta, la satisfacción
de conseguir lo que se propongan.
Las investigadoras poseemos un papel importante: divulgar lo que hacemos,
transmitir a las jóvenes que es posible alcanzar lo que quieran, que con
esfuerzo todos podemos llegar donde soñemos, sin distinción de género. Porque
cuantas más seamos, más fuertes seremos. Tenemos que apoyarnos, ser referentes
vivos femeninos que ayuden a otras mujeres a seguir una carrera científica.
Nos encontramos en el buen camino. Cada vez existen más políticas
conciliadoras, aunque debemos seguir impulsándolas para mejorar la
representación de las mujeres en algunos ámbitos. Incluir a las mujeres en los
equipos, no por ser mujer, por mera paridad, sino por su valía. Estamos cada
vez más cerca de abrir la 'gráfica de la tijera' y romper los techos de
cristal, pero hay que continuar trabajando en esta línea para que las mujeres
lleguen más lejos.