Me hubiese gustado pasar las vacaciones de verano en Mallorca, donde vive uno de mis hermanos pero, haciendo bueno y verdad lo que cuento en mi artículo dominical de 28 de agosto, nos fuimos a la Costa Brava, donde le apetecía a mi esposo. La peinamos de arriba a abajo. Me gustaron especialmente Cadaqués y Tossa de Mar, aunque hay muchos rincones estupendos. No es la Costa Azul francesa, evidentemente, pero merece la pena conocerla y visitarla, al menos, una vez en la vida.
Adéu, Costa Brava.
Tossa de Mar
Los largos que me he hecho yo en la playa de Blanes este verano....Incontables. En el Mediterráneo se puede nadar muy bien.
Solo tiene dos problemas para mi gusto: el agua está muy salada y muy caliente. El Cantábrico será mar, pero menos salado. No hay contrastes en tierra-mar mediterráneos. Todo igual. Calor fuera y dentro y este fue un verano especialmente caluroso. Prefiero los contrastes y las emociones intensas. En el mar y en la vida. Dudo de que los bañistas de aquí sean capaces de meter el pie en las playas de la isla de Ons, por ejemplo. Mi lugar favorito de los que he nadado.
Esa peña de Blanes recibió muchas visitas mías a nado este verano.