jueves, 22 de marzo de 2018

Llingua asturiana

                   Este artículo fue publicado el 21/03/2018 en EL COMERCIO 

Me permito, amable lector, dar mi opinión acerca de la cooficialidad del asturiano, por añadir una más a la buchaca. Comprendo a quienes señalan que no somos una comunidad a la que nos sobre el dinero precisamente, y que hay otros problemas que atender, pero ello no impide que este sea un tema que hay que abordar. También comprendo a quienes señalan que los franceses lo tienen claro y que Macron ha recordado, a quien tenga alguna duda, que no hay más que un idioma oficial en toda la república. Si esa fuera la postura para el resto de lenguas en este país, me parecería estupendo: que hubiera una lengua oficial y el resto, pues sálvese la que pueda. Sin embargo, esa no es la situación porque ya hay territorios con lenguas cooficiales. Lo mismo sucede en Italia y, curiosamente, fue una profesora mía de italiano durante varios años la que más me animó a respetar y hacer uso, como ella decía, de “la vostra asturiania”. En su país, que en comparación con España está reunificado desde hace cuatro días prácticamente, también hay un italiano oficial, mientras que son numerosos los dialectos en el territorio y nada tiene que ver lo que se habla en el Piamonte, de dónde ella provenía, con lo que se oye en Sicilia. Mi profesora comentaba que esa oficialidad de una única lengua estándar había hecho olvidar la lengua que hablaba “la sua nonna” y creo que es, precisamente en este punto, donde se puede sustentar el principal argumento para defender la cooficialidad de la llingua asturiana o, al menos, el mío. Creo que ha llegado la hora de abordarlo pero se debe hacer, entiendo yo, como cualquier otra cosa en la vida: con honestidad, sin engañar a nadie y, sobre todo, sin engañarnos a nosotros mismos porque esa es la peor traición. No comparto la opinión de quien piensa que no hay diferencia entre el asturiano y el gallego, por ejemplo. Yo creo que hay una fundamental: el uso. Tengo familiares gallegos y podemos estar en la misma sala manteniendo una conversación y, en cuanto se dan media vuelta para hablar entre ellos, inevitablemente les sale el gallego porque eso es lo natural. Esa es una diferencia fundamental que se puede aplicar también al catalán. Gallegos y catalanes hablan a diario su idioma y, en consecuencia, para ellos esa transición ha sido más lógica y natural. Nosotros no lo hacemos o, al menos, no en todo el territorio. Desde luego, en Oviedo en absoluto y en las otras grandes ciudades más bien lo que se oye son expresiones. He vivido en mi casa ovetense, desde niña, intentos de “asesinato” de la llingua y se nos amenazaba con castigo severo a quien osara pronunciar un “ye”. Pero la llingua, para quienes vivimos aquí, no para los asturianos que están fuera y no parecen entender lo que está sucediendo, ha superado la infancia. La llingua ya es adolescente y quiere salir y quiere sobrevivir, como pueda, o como le dejen, y en ese momento estamos ahora en esta patria querida. A un adolescente que pide empezar a salir ya no se le puede responder con un “no, y no y no”, que es el argumento que dan quienes se oponen a la cooficialidad. La respuesta coherente es: ¿cuánto y hasta qué hora, o sea, hasta dónde queremos llegar con la cooficialidad? ¿Podemos hacerlo al mismo nivel que las comunidades donde la mayoría de sus habitantes son bilingües y utilizan diariamente ambas lenguas? Yo creo que no sería honesto además de extraordinariamente caro para nuestro menguado presupuesto.



Genial ilutración de Gaspar Meana

No me siento menos asturiana por no hablar la llingua a diario, aunque la entiendo si la escucho o la leo. Y no quisiera que esto llevase a un sectarismo por parte de quienes la utilizan habitualmente y que suponga un motivo de división entre asturianos, o que se exija para ejercer un cargo médico, por ejemplo. Tenemos el sangrante ejemplo de Mallorca del que se ha hablado recientemente. Eso no tiene sentido. No obstante, creo que ha llegado el momento de dar más cabida y presencia a la llingua, la que a mí me prohibieron hablar pero que mis hijos estudian en el colegio. Nada malo hay en ello; eso no les va impedir hablar inglés, como mínimo. Cooficialidad sí, por supuesto que sí, pero ¿hasta dónde y cuánto nos va a costar? No veo razón para que la llingua siga siendo pisoteada y otras lenguas, como el catalán, sean ensalzadas hasta unos límites que puedan ser motivo de ruptura del país. Seamos sensatos con todas las lenguas de esta nación llamada España, incluida la que tenemos en común y que hablan 500 millones de personas en el mundo. Y respecto al derecho que tiene la institución para la que trabajo a defender su posición en este asunto, frente a la simpleza de algunos políticos en este aspecto, me sumo a las palabras de mi Rector en relación a la colaboración con la Academia de la Llingua Asturiana: "Ye necesariu que les dos instituciones trabayemos en xunto, compartiendo propuestes, entusiasmu, conocimientu ya iniciatives que nos permitan avanzar nel camín de la investigación y de la difusión del conocimientu, nesti casu del nuestru idioma asturianu", y "como Universidá, ye evidente que la nuestra obligación ye'l so estudiu, intentar asegurar la so pervivencia, la docencia, la investigación y la difusión. Porque somos un centru d'enseñanza superior y porque somos amás la Universidá d'Asturies".