lunes, 18 de julio de 2022

La mejor sonrisa

 Nos fuimos a cenar antes de ver los drones nocturnos.Mi niña me pide el móvil y justo cuando hace la foto, marca ese gesto. Fue más rápida que yo. La rebeldía de una niña preadolescente de 11 años puede llevar a ello. Supongo que hay veces que apetece sacar la lengua a quien te ha faltado, sacar la lengua a las injusticias del mundo, pero con el tiempo aprendes que ese no es tu lugar en el mundo, ni la cara que le debes dar al mundo. Para nada. Es mi hija, tiene un bello nombre y unas bellísimas facciones y lo aprenderá. Por supuesto que lo aprenderá porque ha salido de mis entrañas. 

Tengo muchas cosas por las que sentirme afortunada, pero una de ellas es que veo lo positivo y lo bueno que se espera de mí. Yo, personalmente, siempre he querido confiar en mí misma y en mis capacidades, pero me ha sorprendido que siempre esperaban más de mí. Y hacerlo, tratar de responder a esas expectativas tan altas que tienen de mí es bueno y ha sido muy bueno para mí. Que esperan que escriba algo sensato e inteligente, pues lo hago. Que esperan que vaya bien vestida, pues voy hecha un brazo de mar. Esperan que vaya bien peinada y bien maquillada, pues lo hago. Esperan de mí una sonrisa bella y dulce, pues la doy, y la muestro y la regalo. Y si tengo ganas de sacar la lengua y escupir a alguien, que a veces pasa, me lo guardo y me convenzo de que ese no es mi gesto, ni mi lugar en el mundo. 

Mi lugar y mi gesto es otro. Y es bello. Y es bueno. 

Definitivamente soy una mujer muy afortunada y una madre que sabrá enseñar a la bella Elsita que sacar la lengua no sirve de nada y es un gesto feo que no nos corresponde hacer a las mujeres bellas.