lunes, 18 de julio de 2022

ABOCADOS A LA RECESIÓN

 Este artículo fue publicado en TRIBUNA DOMINICAL 

de EL COMERCIO el 17/07/2022

https://www.elcomercio.es/autor/susana-alvarez-otero-1799.html

Abocados a la recesión

En una crisis menos compleja, sin guerra y sin estos conflictos energéticos, la subida de tipos podría ser mano de santo. Desafortunadamente, no será así. Me temo que Lagarde está sobreestimando su poder

 

Domingo, 17 julio 2022, 00:31

Llevo colaborando con EL COMERCIO desde diciembre de 2009. Ya ha llovido desde entones y, por lo que a mí respecta, aquí seguiré mientras me quieran. Uno de los artículos que más me costó escribir, porque lo consideraba agorero, pero inevitable, fue el del pasado 17/04/2022, titulado 'La crisis nunca vista', donde explicaba el cúmulo de circunstancias que, a mi modo de ver, hacían que esta crisis fuese mucho más compleja que la de 2008. Tan solo tres meses después, el tiempo me ha dado la razón y no quisiera tenerla.

Cayó en mis manos, hace unos días, un interesante informe que recoge la opinión de diversos líderes financieros sobre el futuro de la economía. No discrepan en absoluto de lo que yo señalaba en mi artículo del pasado mes de abril. Por destacar uno con el que coincido bastante, Ken Griffin, quien se muestra preocupado por el nivel de inflación y la guerra de Ucrania y aconseja salir del espacio cripto con la mayor rapidez. Menciono esta opinión porque creo que incide en lo más incontrolable y que genera más incertidumbre: la guerra en Ucrania. Cuanto más se alargue será peor para todos: no solo por la pérdida de vidas ucranianas, sino para la economía global, que puede ir camino de la catástrofe y nos deja abocados a la recesión a nivel internacional. No entiendo nada de conflictos bélicos y, a estas alturas de la guerra, en que ya hemos dejado de contar los días de conflicto, el número de muertos y el volumen de pérdidas económicas en Ucrania y en el resto de Europa, no sé si Ucrania ganará. Lo único que sé es que Rusia no va a perder. Quiere esos territorios que considera suyos, porque la frontera natural de Rusia era el río Dniéper, y parece empeñada en recuperarlos. Zelenski le hubiera hecho un gran favor a su país cediendo. Nadie vive eternamente. Tampoco Putin y, tras él, se hubiese podido negociar tal rendición con líderes rusos más racionales que él, que los habrá. En su propio Gobierno han tenido que tragar con la decisión de invasión por una sola razón: el miedo a ese loco frustrado.

Mientras tanto, aquí estamos, cada día más pobres. Lleno el depósito de mi Mercedes, le indico al chico de la gasolinera que no ha aplicado el descuento y me replica: «Sí señora, ya lo he aplicado» ¿Dónde vamos a parar con esta locura y esta escalada inflacionista? Lo que parecía imposible e innombrable ya está aquí: una inflación de dos dígitos. Junio es historia negra de la inflación. Se ha disparado en Europa al 8,6% interanual, lo nunca visto en la historia de la eurozona. En España al 10,2%, la más alta desde 1985. La subida de los carburantes y de los alimentos está detrás de esta fuerte alza de precios. La tasa subyacente sube seis décimas al 5,5%, la más alta desde agosto de 1993. No quiero pecar de pesimista, pero el panorama es desolador y no veo solución a corto plazo. Ciertamente Pedro Sánchez logró en la Unión Europea una medida positiva para el gas en España y Portugal, pero el efecto del tope ibérico se diluye al estar el gas por las nubes.

Se debate esta cuestión de manera continua en distintos foros de economistas, mientras que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró en un foro de Sintra que «irá tan lejos como sea necesario» para combatir la inflación. Cualquiera que entienda un mínimo de política monetaria sabe que el instrumento de control de la inflación es la subida de tipos de interés. El problema actual es que esta crisis es tan compleja que, en unas circunstancias más normales, o al menos sin guerra y sin estos conflictos energéticos, la medida podría ser mano de santo. Desafortunadamente, no será así. Me temo que Lagarde está sobreestimando su poder en esta complejísima realidad. Tiene que subir los tipos. La FED ya lo ha hecho, pero el efecto de la pócima no va a ser tan inmediato. Los bancos centrales en esta tesitura tienen las manos muy atadas, y sus capacidades también son limitadas.

Luego tenemos a Pedro Sánchez, avisándonos del otoño que nos espera, ya que tendremos que asumir que se puede dar cualquier escenario -y no se refiere a ninguno bueno- y un otoño/invierno complicado si Putin cumple su amenaza de cortar el gas a Europa. Está luchando con todas sus armas: las bélicas y las energéticas. Que tenemos que reducir la dependencia energética de Rusia es evidente. La duda es cuánto tiempo vamos a tardar en hacerlo y cuánto vamos a sufrir económicamente hasta entonces. Sánchez, tras las sucesivas debacles electorales y haciendo lo mejor que sabe hacer que es mirar para sí mismo, ha potenciado el plan anticrisis, mientras que ha habido tensión con el INE. A la mayoría nos cuesta aceptar que nos digan que no somos guapos y estupendos y como él se considera así, y rodeado de líderes mundiales está en su salsa y qué menos para alguien tan egocéntrico y excelso como él, pues toca fulminar a quien no le diga lo bien que lo está haciendo.

¡Aprovecha Sánchez, que te quedan unos pocos viajes en Falcon! ¡No olvides las Ray-Ban! A tu inmediato sucesor, un orensano miope, no le preocupa si le sientan bien las gafas, sino acertar con las medidas adecuadas para sacarnos de este pozo.


 En Selección de prensa de la Universidad de Oviedo


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