Y este señor no es cura, es mi nuevo entrenador personal.
Dice que me va a poner en forma. Y yo que creí que lo estaba...
Agradecida estoy yo, a tanto Javier que me rodea. Un sacerdote que me cuida el alma, que se llama Padre Javier, y un entrenador personal que fortalecerá mi cuerpo, y que también se llama Javier.
¿Y el corazón?
Ah.....ese ya está ocupado por un hombre. Of course.