Otro artículo iluminado de Rosa Belmonte.
Justicia feminista
A LA ÚLTIMA
Una ministra: «Necesitamos justicia feminista para Juana Rivas y estamos a tiempo. Trabajaremos para que así sea. Las mujeres que defienden sus derechos y los de sus hijos e hijas frente a la violencia machista necesitan saber que estamos con ellas». Nada que objetar al segundo párrafo, que lo mismo sirve a Montero la Chica para Juana Rivas que para apoyar a Rociito.
Rivas estaría mal asesorada y peor jaleada hasta por los políticos, pero infringió la ley, la condenaron a cinco años de cárcel por dos delitos de sustracción de menores, el Tribunal Supremo acaba de reducir la pena a dos años y medio y el juez de lo penal de Granada que originalmente dictó la sentencia ha ordenado el ingreso en prisión. Todo normal. Y bastante favorable para Rivas, a la que seguramente indulte el Gobierno. El trámite ya está en marcha. Y este indulto no generará el lío de los otros. La posibilidad de los otros. ¿Pero cómo vamos a olvidar que cometió delitos por muy equivocada que estuviera? Por sus hijos, sí. Porque es madre, condición que, de momento, no está en el Código Penal ni como eximente ni como atenuante. Qué duro lo de haber sido heroína de tantos durante un tiempo.
Lo ridículo es pedir justicia feminista para Juana Rivas. A no ser que Montero no se refiera al poder judicial sino al principio moral de dar a cada uno lo que le corresponde. La justicia es justicia. Debe ser justa. Sin adjetivos interesados. Y claro que damos por hecho, y no porque nos lo dijera Montesquieu, el de la separación, que una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.
Justicia feminista. Tampoco es que diga más mentecateces que Pedro Sánchez cuando equipara la justicia a la revancha.
