Durante la pandemia era obligado impartir clase con la puerta abierta. Algunos profesores (el plural masculino incluye a hombres y mujeres en la gramática que aprendí de niña) no se han percatado. O sí. Solo que les mola dar clase con la puerta abierta, de manera que su clase magistral la escuchen sus alumnos y todo bicho viviente que pasa por el pasillo. Para que sepan lo bien que la dan. ¡¡Olé!! Y bueno, si es en inglés, no digamos ya....En una ocasión, de vuelta del café, me encontré a una profesora que, a voz en grito, "lucía" su clase en inglés con la puerta abierta. De vez en cuando, Dios me ilumina y soy capaz de contenerme a tiempo. No siempre pasa. Afortunadamente, no le cerré la puerta de la clase, de la que iba a mi despacho, bien cercano, para decirle con mi nivel de inglés (C2) que no es el mismo que el suyo, que su clase, tal y como la estaba dando, podía molestar a los transeúntes, otros profesores, o despachos cercanos como el mío. Qué bien que me contuve, ¿verdad?
¿Nos gusta practicar el exhibicionismo docente?
Doy clase a puerta cerrada. Lo que hago en mis clases solo compete a mis alumnos y a mi, aunque a fin de curso nos llegan las notas de los estudiantes.
¿Y si cerramos la puerta del aula, por favor?
De exhibición docente andamos. No tengo ninguna duda de que los 10 que recibo como profesora me hacen mucho más feliz que los que obtuve en su momento como estudiante y que me abrieron la puerta al trabajo en esta casa, vía beca FPI.
