jueves, 17 de noviembre de 2022

Poesía que vale la pena leer

Creo que ya he dejado de sorprenderme con la actual degradación cultural, en especial, en las artes que más me importan y me interesan: la música y la literatura. 

Me parece inaudito que se venda por cultura lo que no lo es. Y que se aplique la regla del todo vale, del todo es arte, cuando no es así. 

Ante tal degradación cultural, fruto también, claro está, de la escasa formación del público que participa de ello y que le pueden colar goles por doquier, el único refugio y la única salida es centrarse y salvaguardar lo que vale la pena leer, lo que vale la pena escuchar. Lo que enriquece y que no degrada el espíritu y el alma de la persona. 

El arte que cuida el fondo y la forma. 

Le invito a leer esto. 

Poesía con tempo, con rima, con belleza. Y con mensaje. 

Y si no sabe de quién es, una razón más para informarse y aprender de lo bueno que tenemos. 

Una pista: es español. Y digo ES, en presente, porque sigue vivo. Mientras algunos aún lo leamos, sigue vivo. 

Esto es arte. Y el que lo leyó y el que lo probó, lo sabe. 


De pura honestidad templo sagrado,
cuyo bello cimiento y gentil muro
de blanco nácar y alabastro puro
fue por divina mano fabricado;
Pequeña puerta de coral preciado,
claras lumbreras de mirar seguro,
que a la fina esmeralda el verde puro
habéis para viriles usurpado;
Soberbio techo, cuyas cimbrias de oro
al claro Sol, en cuanto en torno gira,
ornan de luz, coronan de belleza;
Ídolo mío a quien rendido adoro,
oye piadoso a quien por ti suspira,
tus himnos canta y tus virtudes reza.


Compara con un templo el rostro de una mujer, pasando por el cuello, la boca, los ojos y el cabello. Viriles son vidrieras y cimbrias son las vigas que soportan las bóvedas.