Este artículo fue publicado en TRIBUNA DOMINICAL de
EL COMERCIO el 06/11/2022
https://www.elcomercio.es/opinion/delicuescencia-administracion-20221106000744-ntvo.html
La delicuescencia en la Administración
¿Hay falta de vigor en la gestión del
Ayuntamiento de Gijón? Toda la que se pueda imaginar y más. Sectarismo, también
SUSANA ÁLVAREZ OTERO
Bien es cierto que cuando el Ayuntamiento
se pone a hacer algo, para lo que le interesa, lo hace rápido. El citado cierre
de la plaza de toros es todo un ejemplo de fugacidad en la acción de gobierno
local. Se dijo que el toro se llamaba 'Machista' o 'Feminista', no me acuerdo
de la tontería, y que la plaza de toros se estaba cayendo -una trola como un
piano de cola- y se acabó el espectáculo taurino. Punto final a la feria que
tantos años dio juego en Gijón, para quien así lo quisiera. No era obligatorio
asistir. Otro ejemplo de celeridad para cuando quiere y para lo que quiere la
señora alcaldesa es el cambio de nombre de la Avenida de Juan Carlos I. No seré
yo quien defienda a quien haya llevado a cabo acciones indebidas, pero le guste
o no a la señora alcaldesa sigue siendo el Rey emérito. Le faltó tiempo al
Ayuntamiento gijonés para anularlo del callejero y, si me apura, de la historia
de este país, si en su mano estuviese. Algún papel, no menor, tuvo en la
Transición democrática española ¿verdad?
El caso es
que la plaza de toros que tan rápidamente clausuró la señora alcaldesa no se
caía. Lo que sí se cayó, porque tenía que caerse y se veía venir, es la
estación de autobuses. Si no lo recuerda, consulte usted por favor la
hemeroteca de EL COMERCIO. Fue a la siete menos cuarto de la mañana del 12 de
julio de 2002 y había unas 20 personas esperando. Once resultaron heridas de
diversa consideración. Fue tal el estruendo del derrumbe que se pensó en una
explosión. Aquel siniestro reavivó la polémica sobre la necesidad de habilitar
una nueva estación. Parecía que todo se iba a acelerar y se iba a construir la
nueva terminal, pero 20 años después, repito 20 años, la estación sigue igual.
En realidad, la ciudad de Gijón lleva más de 30 años esperando por una estación
de autobuses digna, no ya de una ciudad media española del siglo XXI, sino de
una destacada ciudad turística del norte de España, a la que muchos de los
sufridos turistas tienen que entrar por semejante cuchitril. Apenas la
frecuento, pero una de las primeras veces que la pisé, que yo recuerde, fue
allá por el siglo pasado, en el verano de 1998, cuando un chico me invitó al
concierto de Alejandro Sanz. Tenía yo mi coche en el taller y vine desde Oviedo
en autobús. Mi pretendiente insistía: «¿Por qué no vienes en tren? Es mejor».
Le dije que el autobús tenía un horario más conveniente para mí y lo cogí.
Cuando llegué, el muchacho se deshizo en excusas por el estado de la estación.
Yo no daba crédito a lo que estaba oyendo. Obviamente la situación del
cuchitril lo merecía, pero no era culpa suya. Me dijo que estaba aburrido de
leer noticias sobre cómo la iban a remodelar o hacer una nueva -les recuerdo
que estábamos en 1998 - y yo le contesté que no se preocupase, que seguro que
la estación estaba próxima a ser renovada, porque semejante lugar era impropio
de una ciudad del nuevo siglo. Y lo dije convencida. Jamás creí que 24 años
después el cuchitril seguiría funcionando y sin visos de nueva estación.
Hace 22 o 23
años, en el plan de vías, el proyecto de soterramiento desde Veriña hasta Gijón
en la zona del Humedal, y construir la estación en el Solarón, suponía 486
millones de euros. No se logró porque parecía caro y la oposición se negó. Se
hizo años después otro proyecto desde la Algodonera hasta Moreda. Suponía 800
millones de euros, esto es, la mitad de recorrido y doble coste. Cuando
excavaron los túneles parecía que se iba a poner en marcha nuevamente el
proyecto, pero la estación sigue siendo el mismo cuchitril y mientras tanto el
Ayuntamiento se ha gastado 12 millones ¡¡solo en proyectos!! Se presentó a
bombo y platillo recientemente que la redacción de los proyectos para la estación
intermodal durará hasta mediados de 2025 y el contrato no incluye la parte de
los autobuses. ¡Inaudito!
Podría poner
más ejemplos de la delicuescencia de la Alcaldía, pero es innecesario (la
depuradora, todo el follón con el 'Cascayu', los carriles bici para kamikazes
en la Avenida de la Costa y Pablo Iglesias...). ¿Se puede hacer peor?
Artículo destacado en SELECCIÓN DE PRENSA de la Universidad de Oviedo