En esta etiqueta se recogen los artículos publicados desde 2009 hasta 2016, fecha de inicio de este blog en el que comencé a ubicar mis artículos periodísticos en la web. Los previos nacieron precisamente el 19 de diciembre de 2009, fecha de inicio de mi colaboración con EL COMERCIO, decano de la prensa asturiana.
Este artículo fue publicado en SECCIÓN de ECONOMÍA
de EL COMERCIO el 06/11/2015
Se celebró hace unos
días en la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos una
mesa redonda titulada “Armonización y convergencia en la Unión Europea”, en la
que participaban, entre otros, Philippe Marchessou, de la Universidad de
Estrasburgo y Mariano Abad Fernández, catedrático Jean Monnet “ad personam”. La
idea era explicar el estado de la cuestión en lo relativo a la aproximación económica
y fiscal de los Estados miembros. Si hay algo en lo que creemos los defensores
del proyecto europeo es en la necesidad de seguir avanzando en el proceso, en
concreto en la unión fiscal, bancaria y, sobre todo, política. Sin embargo, es
fácil encontrar detractores por los problemas que este proceso no concluido de
integración tiene para algunos países. En un informe bastante sincero publicado
recientemente por Bruselas, se reconoce que “la zona euro no sólo es el peor
enfermo de la economía mundial, sino que su pésima recuperación no tiene
parangón con otras etapas de su historia”. Tratar de superar esta grave crisis
ha sido particularmente difícil, y lo sigue siendo, para algunos países
miembros, dado que se han visto obligados a afrontarla dentro del corsé de una
unión monetaria, aún con graves carencias en su estructura. Fue más asequible para
algunos países afrontar las crisis de los años 80 y 90 cuando aún mantenían su
divisa. Por consiguiente, es fácil culpar al euro de los males que provocan el estancamiento
y, sin embargo, yo creo que no lo es. El problema es que el proceso está aún a
medias en algunos aspectos y esas carencias, en períodos de bonanza, no se
notan tanto, pero cuando llegan las “vacas flacas”, salen a la luz de manera
elocuente.
En los últimos años se
ha dado algún paso en esta línea, como la creación del Mecanismo Europeo de
Estabilidad (MEDE), que puede conceder préstamos a países en dificultades, o la
unión bancaria, que se ha iniciado pero no se ha completado. Y como este proceso
es lento y la unión monetaria sigue incompleta, se considera que el euro sigue
siendo una apuesta casi tan arriesgada en 2015 como lo era hace unos años.
Dejar un proceso a
medias, amable lector, creo que carece de sentido y es preciso culminarlo para
poder juzgarlo y valorarlo en su totalidad. Quedan pendientes la definitiva
integración fiscal, la política –absolutamente determinante para terminar de
creernos que estamos en un territorio integrado –, la unión bancaria y también
la del mercado de capitales.
Tras los importantes
avances en la creación de una unión bancaria, la Comisión Europea (CE) ha
puesto el foco en el mercado de capitales. La libre circulación de capitales
entre los Estados miembros de la Unión Europea (UE), cuyo origen se remonta al
Tratado de Roma de 1957, es un principio fundamental para el correcto
funcionamiento del mercado único. Sin embargo, los mercados financieros de las
economías de la UE distan de estar integrados. En este contexto, la CE abrió una
consulta pública sobre el informe para la creación de la unión del mercado de
capitales (UMC), con el objeto de crear un mercado de capitales verdaderamente
integrado, con el fin de aumentar la diversificación de las fuentes de
financiación empresarial, lo que impulsará la creación de empleo y el
crecimiento, al mismo tiempo que se ofrecerán oportunidades de inversión
adicionales a los ahorradores para que obtengan mayor rentabilidad en sus
inversiones. Aunque la consecución del mismo se vislumbra en el horizonte de
2019, lo que me parece más importante de esta propuesta de creación de mercados
financieros unidos para el territorio europeo es que subraya el papel decisivo
de los bancos en los mercados de capitales y su complementariedad como fuente
de financiación. En consecuencia, seguirá siendo primordial gozar de un sistema
bancario eficiente y sólido que apoye la recuperación económica.