En EL COMERCIO de hoy, hay un par de chistes sobre la precariedad laboral. El primero, en asturiano, sobre el hecho de que una persona logre trabajar en lo suyo y con contrato indefinido es algo en peligro de extinción, casi tanto como nuestro querido urogallo. Y el de NETO, en contraportada, sobre la fuga de personas, no sin estudios, sino con formación universitaria e idiomas. Dicen que hay que echarle humor a todo y llevan razón, pero me resulta muy difícil reírme de la precariedad laboral actual. Casi imposible.