domingo, 10 de diciembre de 2023

¿Cuestión de una hora menos?

 Del insuperable Cosme Cuenca. Y, desafortunadamente, creo que, una vez más, lleva razón. 


Una hora menos

Los jóvenes asturianos mejor preparados no propenden a la creación de empresas precisamente: se van fuera o tratan de ingresar en el sector público

Cosme Cuenca

Viernes, 8 de diciembre 2023, 00:55


Desde que, hace ya tiempo, se terminaron las comunicaciones norte sur y este oeste por autovía en Asturias, nunca sentí eso que llaman histórico aislamiento de la región. Tengo en gran aprecio el ferrocarril, tan eléctrico y tan colectivo, pero el ahorro de una hora sobre cuatro y media o de dos, sobre más, en el caso de las mercancías, sólo me parece un cambio substancial en el propio plano ingenieril y no tan decisivo en el cultural o en el económico. Cuando lleguen los trenes veloces no echaremos de menos la alta velocidad entre 'Lena y Oviedo' -tiemblo de sólo imaginar a Canal ante el trato dado a Gijón en el evento inaugural-, porque de qué le sirve a un ascensor ser rapidísimo si tiene que parar en todos los pisos, Gijón, Oviedo, Mieres, Lena. No creo que el factor determinante de la decadencia asturiana sea el supuesto déficit viario y comunicacional. Ni siquiera, y esto ya es descreer, la regresión demográfica. (Esta sería catastrófica si la unidad fiscal, política y económica fuera Asturias y no España y sería incapacitante para un joven estado africano donde casi todo está por hacer).

No aspiro a desvelar la esencia del problema de la región, pero sobre esta cuestión -por qué unas sociedades triunfan y otras fracasan- existen opiniones autorizadas y ya casi clásicas. Jared Diamond -especialista en poblaciones comparadas- centra el asunto en la buena o mala gestión del medio geográfico y sus recursos, mientras que Robinson y Acemoglu subrayan una seguridad jurídica que proporcione confianza a las iniciativas. En todo caso, ni la relación con el medio ni la estructura legal les vienen dadas a ninguna sociedad, es ésta quien las genera. Y, particularmente, es su estamento social dirigente, políticos, funcionarios, financieros, empresarios. Es la actuación de estas capas sociales, a mi temerario juicio, lo que determina el destino de las sociedades. En Asturias el empresario se percibe aún, con frecuencia, como el odioso 'patrón' y los jóvenes asturianos mejor preparados, ese perfil social que tanto reclaman los apocalípticos de la demografía regional, no propenden a la creación de empresas precisamente: se van fuera o tratan de ingresar en el sector público, que hoy se percibe, más que como una estructura social al servicio del ciudadano que la sufraga, como el destino apetecible en el que asegurar proyectos vitales. Creo que esa es nuestra complacida idiosincrasia, lo que mejor nos define y nos conduce a destino como colectividad. Ahora tardando una hora menos.