A lo largo de mi carrera de piano me tocó interpretar numerosas obras de Bach. Es obligado en la formación de cualquier pianista.
Quizás sea esta una de las que más recuerdo, porque logré una razonablemente buena interpretación de la misma.
No como la de Larrocha, que aquí dejo, obviamente pero me quedé contenta y satisfecha de ella. Y me gustaba interpretarla.
Para empezar el último mes del año con buen pie, mes de balance este diciembre, nada mejor que una sobredosis de música de Bach. Su perfección armónica y contrapuntística lleva al orden, a la estabilidad, a la paz interior. Su música transmite lo que él mismo tenía dentro.
Y para mí es sencillamente maravilloso.
