domingo, 27 de febrero de 2022

España no es populista

 Este artículo fue publicado en Tribuna Dominical 

de EL COMERCIO el 14/12/2021

https://www.elcomercio.es/opinion/espana-populista-20211212001211-ntvo.html

España no es populista

 

Mi país ha cometido muchos errores históricos y ha perdido grandes oportunidades. Escogí bachiller de ciencias, así que no me voy a poner a enumerarlas, pero creo que las que están en la cabeza de todos pesan como una losa en la historia de España. ¿Se está cocinando el caldo de cultivo político para cometer el siguiente gran error histórico? Que España tuviera por primera vez una presidenta mujer no lo sería. Tampoco necesariamente un acierto. Depende de la mujer. Que lo fuese Yolanda Díaz sí que sería un craso error, aunque no creo que ni en sueños ella misma piense que lo puede lograr. Me produjo hilaridad el artículo publicado en el diario del Conde de Godó el 15/11/2021, cuyo autor es ese que llamaban Maquiavelo de la política española y que cuando salió de la sombra de Pedro Sánchez mostró en una entrevista, muy cacareada en televisión, tanto sus no pocas carencias como su intragable egocentrismo.

En su pedante y, esperemos que también equivocada columna 'The Situation Room', el referido trataba de argumentar que «Yolanda Díaz puede ser presidenta». Todo el que sea cabeza de partido lo puede ser, si se presenta a las elecciones generales. Falsedad en el título literalmente no hay. El autor afirma que «si enfocamos bien el ajedrez político que se avecina, Yolanda Díaz tiene altas probabilidades de ser la primera presidenta del Gobierno de España. Y, ojo, cuanto más se alargue la legislatura, mejor para ella». Entiendo que será por el descontento y desencanto con un Gobierno, pero es que ella es vicepresidenta en dicho Gobierno así que eso la incluye. La mala noticia, si tal cosa se produjese, es que sería un grave error histórico para nuestro país. La buena noticia es que el articulista de 'The Situation Room' está equivocado en eso y en que no se puede andar por la vida con dos piezas de ajedrez en el bolsillo. Para impactar, más que nada. Dudo que sepa jugar bien y conozco a alguien salido de mis entrañas que le podría dar una somanta de palos en tal juego. Yo se los daré con mi única arma: la palabra.


Los populismos son perjudiciales y no traen más que miseria a los países en los que resultan la opción política elegida. ¿Miramos de reojo a Sudamérica? Da igual que sean de derechas o de izquierdas. En este país tenemos de ambos, respectivamente Vox y Unidas Podemos. Siendo un 'amagüestu' de este último quien parece que tendrá a Yolanda Díaz a la cabeza y que, de acuerdo con 'algunos' sondeos, estaría en primera posición como presidenta preferida (22,3% de los votos), por delante de Pedro Sánchez (16,4%), Pablo Casado (13,2%) y Santiago Abascal (7,6%). Los populismos son nocivos sin paliativos. Tienden además a adoptar un lenguaje nacionalista que les sirve para apelar al brote de los símbolos y las emociones de las masas, con epítetos que se transforman en instrumentos de descrédito recurrente, convirtiendo a los adversarios en enemigos que el populista 'debe' erradicar, ya que representan una 'amenaza' que pone en jaque los intereses del pueblo o una supuesta 'voluntad popular'. Los discursos interminables de Hugo Chávez son un perfecto ejemplo. Bajo estos argumentos, el populista declara el deber moral de conquistar todas las instituciones de modo tal que 'los enemigos del pueblo' no puedan regresar al poder, autoproclamándose una especie de ser o deidad infalible, que desconoce lo que es el error, convirtiéndose en nuestro padre permanente al que todo debemos consultar y a quien debemos pedir un permiso o bendición.

Resultan 'telepredicadores'. Uno se nos ha jubilado y se ha cortado la coleta. Ahora da guerra por las tertulias, pero ¿nos acordamos del control que pretendía ejercer sobre los medios de comunicación? No es solo que sean populistas, sino que ni siquiera son demócratas y carecen de respeto por la voluntad y la opinión individual de los ciudadanos. El populismo combina lo político con lo afectivo. Grave. Siento arcadas cada vez que recuerdo ese discurso empalagoso y hueco sobre la 'matria' que la futura candidata a presidenta nos soltó en la última Semana Negra de Gijón, en la que figuró como ilustre y destacada invitada.

Esta perversa combinación de lo político con lo afectivo acaba situando a la sociedad en polos antagónicos, devaluando la democracia en nombre de la misma democracia, para más inri rompiendo el orden institucional, criticando a los medios como base de la retórica populista y utilizando el poder como herramienta personal para repartir recursos y hacer favores específicos con el fin de ganar votos. El/la populista busca encarnar la famosa figura del 'hombre/mujer-pueblo', adoptando un perfil de tipo casi religioso. El populismo, sea de izquierdas o de derechas, es siempre hostil al liberalismo y a los principios basados en las libertades civiles, la división de poderes y la pluralidad de voces y esto es lo único que nos puede traer progreso económico, estabilidad y prosperidad para nuestra democracia.

Quiero creer que a pesar de los muchos errores que hemos cometido en nuestra historia no somos un país populista y no cometeremos semejante error. Una pseudocomunista vestida de Gucci y más falsa que una moneda de tres euros no puede ser la primera presidenta de España. Termino con una recomendación, por si no le he convencido con 900 palabras: 'El manual liberal', de Antonella Marty (Editorial Deusto). Se lo explica muy clarito en sus 470 prodigiosas páginas.