lunes, 10 de abril de 2023

Necedad ante la evidencia

Decía la madre superiora de mi cole, cuando se encontraba la cajonera desordenada de una alumna que ponía excusas ante lo sucedido, que la negación de la evidencia es necedad. 

Dice el "gobiernín asturianín" que los asturianos no tenemos que renunciar a las herencias. Qué va. Que no hay muchos impuestos por aquí. Ja, ja, ja...

De esta, nos hacemos todos madrileños, los asturianos. Hay otras comunidades gobernadas por la derecha que se lo plantean. Pero según cuáles, no se trata de hacernos de esa "nacionalidad". Contra natura, es obvio que no se puede ir. Podría pasar por francesa, pero por otras cosas sí que nones...

Lo publica EL COMERCIO. Interesante. 

https://www.elcomercio.es/economia/renuncia-herencias-asturias-triplica-diez-anos-deudas-20230407011523-nt.html

La renuncia a herencias en Asturias se triplica en diez años por las deudas

El año pasado hubo 2.476 renuncias en la región, una cifra que también crece por el aumento de los fallecidos derivado de la covid



El año pasado 2.476 personas renunciaron a una herencia en Asturias, en la mayoría de los casos por las deudas del fallecido, que pueden ser superiores a su patrimonio. La aceptación significa asumir tanto los activos como los pasivos del finado y, en muchas ocasiones, no merece la pena. De hecho, esta situación se repite cada vez más. En una década casi se ha triplicado el número de personas que rechaza heredar en la región. En España la evolución es algo menos intensa, pero también va al alza, se han multiplicado las renuncias por 2,3 veces, según los datos del Consejo General del Notariado. Las razones son diversas, como un mayor endeudamiento de los ciudadanos, el envejecimiento de la población que implica más muertes e, incluso, unas relaciones familiares más complejas que antaño.

La decana del Colegio Notarial de Asturias, Isabel Valdés-Solís, destaca que el pasivo cada vez es más importante en las herencias porque el nivel de endeudamiento es muy superior al de otras épocas. Se trata de un cambio de mentalidad, pero las sucesivas crisis económicas también han tenido su efecto. «No es igual heredar dinero que inmuebles», explica, además, porque aquellos comprados mediante una hipoteca durante el 'boom' de la construcción pueden tener ahora una deuda superior al precio del piso actual, hecho que se puede agravar si hay que pagar el Impuesto de Sucesiones. No obstante, descarta que este tributo esté detrás de las renuncias, ya que si no hay deudas «siempre hay sobrante». El problema radica en el pasivo.

De ahí que los notarios recomienden, antes de aceptar una herencia, conocer claramente si el fallecido debe algo, lo que puede conllevar varias gestiones. Se puede solicitar un informe de actividad, el listado de posesiones al catastro, acudir a la Agencia Tributaria, a los bancos... «Todo exige una dedicación», reconoce Valdés-Solís. Igualmente, el aumento de renuncias todavía podía ser mayor, ya que durante varios años hubo muchas renuncias derivadas de las deudas contraídas con el organismo de Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA), que ahora ya se han corregido.

Otra opción cuando hay dudas sobre los pasivos es aceptar la herencia a beneficio de inventario, que no compromete el patrimonio personal. La obligación de pagar las deudas llega únicamente hasta donde alcancen los bienes de la herencia.

Pero hay otras cuestiones que impulsan el aumento de las renuncias, como un incremento de la cifra de fallecidos por el mayor envejecimiento de la población. Pero, además, los decesos aumentaron todavía más en los últimos años por los efectos de la covid. Como ejemplo, en 2020 murieron en Asturias 1.657 personas más que en 2019, lo que supuso un alza de casi el 13%, según la estadística de defunciones del INE. Y si suben las muertes hay más probabilidades que alguien renuncie a la herencia. De hecho, también han crecido las adjudicaciones, aunque no al mismo ritmo que los rechazos. Igualmente, sus datos no son comparables, ya que una adjudicación puede incluir hasta varias herencias -a veces las de abuelos que no se llegaron a completar- y numerosos sucesores, mientras que las renuncias se cuentan por cada individuo.

Por otro lado, las relaciones familiares, cada vez más complejas, en muchos casos marcadas por divorcios, también dificultan un proceso que nunca ha sido sencillo y en el que se enfrentan distintos intereses. Hermanos que no se hablan, hijos de distintos matrimonios, descendientes que no se trataban con el fallecido... la casuística es inmensa. «Se dan casos en los que las personas no quieren tratar unas con otras y si la herencia no es cuantiosa renuncian», argumenta Valdés-Solís.