Este artículo fue publicado el 09/05/17, día de Europa, en la Sección Internacional del diario EL COMERCIO
“Triumph und
Tragik des Erasmus von Rotterdam” es un libro del escritor austriaco Stefan Zweig en el que realiza una biografía sobre el ilustre humanista Erasmo de Rotterdam. El autor recrea, desde su perspectiva
emocional, el conflicto interno de Erasmo a medida que se generan las fuerzas
creadoras de la Reforma Luterana y su posicionamiento equidistante en
la lucha Reforma-Contrarreforma. De alguna forma, en la obra parece verse el reflejo de
la actitud de Erasmo en el propio Zweig, defensor de su neutralidad y en contra de los conflictos
violentos que en sus días se materializaron con la ascensión al poder del nazismo y la II Guerra Mundial.
Deseoso de una Europa unida y en paz, optó por suicidarse en 1942 cuando pensó
que detener el avance del nazismo era algo imposible y lograr una Europa unida
y en paz, poco menos que una utopía. En su nota de suicido hace referencia a su
patria espiritual, Europa, “que se ha destruido a sí misma” y optó por poner
fin a su vida antes de que llegara “la larga noche”. Stefan Zweig afortunadamente se equivocó y se logró detener el nazismo y
refundar una Europa en paz. El gran humanista Erasmo de Rotterdam -que ha dado
nombre al exitoso proyecto de intercambio europeo-, y al que Zweig se refirió como
“el primer europeo consciente de serlo” era para él un “maestro venerado”, al
que se sentía unido especialmente por el rechazo de toda clase de violencia. Fue
además el germen de una brillante idea posterior: la fundación de una Europa
unida.
El Brexit ha sido una pésima noticia para el proyecto
europeo que lo ha herido profundamente pero no lo ha destruido, y es el momento
ahora, una vez iniciado el proceso de divorcio, de que el resto de Europa
marque unas condiciones favorables para la unión y no dejen que al Reino Unido
le salga gratis, porque podría alentar más separaciones. Tal vez la ausencia de
este socio, siempre incómodo, permita lograr una unión más reforzada y lograr avanzar
en el proceso de integración europea. Afortunadamente la victoria de Macron
frente a Le Pen anteayer, en la segunda vuelta de las elecciones francesas da
un respiro a los europeístas convencidos, entre los que me incluyo, dado que el
avance de partidos como el de Le Pen podrían ser letales para los intereses de
la Unión. La cuestión está clara, amable lector. Hay ideas buenas y malas. Por
un lado está la tolerancia, el respeto a los derechos humanos, la ausencia de
violencia a toda costa, el trabajo intenso en la búsqueda del bien común y, por
otro lado está la intolerancia, los nacionalismos exacerbados, el quítate tú
para ponerme yo, el aquí está lo mío y lo defenderé al precio que sea, sangre
incluida. Todo depende de cuánta gente defienda cada conjunto de ideas, las
buenas y las malas. Yo soy optimista por naturaleza. Es más, no se me ocurre
que un cristiano, si ha entendido bien los fundamentos de su religión, pueda ser
otra cosa salvo optimista. Va en su ADN. Y por muy negro que esté el panorama,
tampoco se quita la vida, porque su religión se lo prohíbe. Zweig fue uno de
los autores más prolíficos en lengua alemana pero cometió un error de bulto: ponerle
fecha a su epitafio antes de comprobar que esa larga noche del nazismo
finalmente no se produjo. Los optimistas por naturaleza no podemos hacer otra
cosa que celebrar hoy, 9 de mayo, el triunfo de una gran idea, con el profundo
convencimiento de que, a pesar de las graves dificultades, las buenas ideas -y
fundar la Europa unida fue una de ellas-, triunfarán sobre las malas. Y con el
proyecto por delante de reconstruir Europa con un miembro menos, merece la pena
seguir celebrando tal día como hoy, la “Declaración
Schuman”, en la que el ministro francés de exteriores Robert Schuman, dio
el primer paso para la integración de los estados europeos al proponer la
primera Comunidad Europea, que fue la del carbón y del acero. Todos los caminos
empiezan con un paso, incluso los senderos largos y tortuosos como el que nos
ocupa, pero siempre hay que celebrar el día en que una mente brillante optó por
tomar la dirección correcta y guiarnos en la senda.