Acabo de leer este artículo en mi diario de cabecera: EL COMERCIO. Aquí se lo dejo, por si fuera de su interés, amable lector. Me resultó curiosa esa asociación entre la tristeza y los kilos de más. Parece ser entonces que la solución a la gordura o exceso de peso es, sencillamente, ¿la felicidad?. No es poca cosa. No señor. Pero es más agradable que hacer dieta permanentemente. Ser feliz y estar satisfecho con la propia vida para estar delgado. ¡Buena receta!
Suele ocurrir cuando tenemos una pérdida amorosa, una muerte
cercana, o incluso por tratar de controlar la ansiedad mediante la comida
¿Sabías que se puede engordar por
tristeza y ansiedad? Se conoce como 'obesidad psicógena' y suele ocurrir cuando
tenemos una pérdida amorosa, una muerte cercana, o incluso por tratar de
controlar la ansiedad mediante la comida. De hecho, a éste último trastorno, el
de la ansiedad, se le llama obesidad psicógena de desarrollo.
Según la Asociación Psiquiátrica
Americana, entre el 20% y el 40% de las personas obesas asocian el hambre
emocional a un trastorno que desemboca en el atracón. Esa ingesta que no es
controlable, voraz, puede llegar a sobrepasar las 6.000 calorías. Es conocido
como "trastorno de ingesta voraz" (binge eating disorder).
No es bulimia, no hay que confundirlo,
porque no se vomita, pero es un proceso muy adictivo, relacionado con la
necesidad de recompensa, al comer se liberan dopamina y serotonina y, en ese
sentido, se buscan productos ricos en azúcar y altamente calóricos que aportan
esa sensación de placer.