sábado, 25 de marzo de 2023

Soy una "proxy" de estoica

Leí la semana pasada un excelente reportaje en el Suplemento Semanal sobre el estoicismo.

https://www.lavozdegalicia.es/xlsemanal/a-fondo/estoicismo-grecia-terapia-tiempos-modernos-famosos-digital.html

Sin declararme como tal, lo cierto es que me percaté de que algunas cosas las cumplo a la perfección. Como la de ignorar a quien me ha hecho daño. Daño en algo importante. Puedo reconciliarme con alguien que me haya golpeado mi Mercedes intencionadamente. Que me lo explique, que me pida perdón, para eso están los seguros y tan amigos. Incluso soy capaz de tomar un café con esa persona para tratar de entender qué le ha llevado a ello.

Sin embargo, alguien que me dañe en algo importante en lo que yo me haya implicado emocionalmente desaparece por completo de mi existencia. Es como si se hubiera desintegrado. No me genera nada: ni positivo ni negativo. Y en mi caso, no es una venganza, como plantea la filosofía estoica. En mi caso es una capacidad de algunos seres humanos, como quien suscribe, de alejar definitivamente de tu vida a quien no ha sabido estar en ella. Y PASA  A  SER  N-A-D-A. Puro estoicismo de libro elevado a la máxima potencia. Y yo sin saberlo. Lo que aprende una leyendo suplementos dominicales.

También hay otras que me aplico bastante bien: como aceptar lo inevitable y poner por todos los medios para superar y mejorar cosas que quiero cambiar de mí misma. Soy un ser humano en construcción, en evolución, con un espíritu creciente de mejora personal. No quiere decir que se pueda lograr siempre, pero tener la voluntad de intentarlo, como es mi caso, sé que me hace mejor persona y mejor mujer cada día de mi vida. Y espero vivir muchos días. Hago por ello, por cuidarme. Si bien, si llega la inevitable y mortal enfermedad haría lo que dice el estoicismo: ACEPTAR LO INEVITABLE sin amargar a mis seres queridos. De hecho, ya lo hice en el pasado. Me abrieron la espalda con 20 años y entré en el quirófano sonriendo, para que mi madre, que me acompañó al lado de mi camilla hasta donde se lo permitieron, dejase de llorar. No quiero ni pensar lo que esa pobre mujer lloró las siete horas y media que me tuvieron metida en ese quirófano. Pero yo entré sonriendo y tranquila y diciéndole que tenía el mejor cirujano del mundo, así que creo que puse de mi parte para que ella no se preocupase mucho.

También practico la abstinencia. En periodos alternos de mi vida, y por diferentes razones pero lo he hecho. Se puede vivir perfectamente sin sexo de ningún tipo, si uno se concentra mentalmente en otras cosas relevantes de su existencia. Los curas y las monjas lo hacen, y muchos de ellos son seres muy felices que saben compartir felicidad. Y también la abstinencia alimenticia según un patrón recomendado de ayunas, tras leer varios libros al respecto.

Vamos, que si no soy estoica, tengo rasgos que como decimos en economía podría ser yo una “proxy” de mujer estoica.

O una fuente de placer y felicidad. Esto último, no porque lo diga yo. Es que me lo han dicho. Hablo de oídas. 

Ah!...Y también soy muy, pero que muy dulce con quien toca y cuando toca. Y sí. Es una fortaleza, pero claro, restringida. En general, por mi presencia física, me he visto obligada a mostrar una imagen más dura y seca de lo que yo realmente soy. Queda "raro" por decirlo de la forma más delicada posible, sonreír y repartir dulzura por doquier. Como que no, según los cánones en los que me han educado. Y todavía se sorprenden compañeros si los saludo con un choque de manos. ¿Y qué narices esperaban?