La falta de filtros y mínimas exigencias para gente que accede al poder trae estas consecuencias. Que lejos de solucionar problemas, CREAN PROBLEMAS.
Tengo una amiga que trabaja en un juzgado, y cada semana, se acercan 2 o 3 autónomos varones que solicitan el cambio de género, porque tienen bonificaciones fiscales las AUTÓNOMAS respecto a los AUTÓNOMOS. Como no hay que demostrar nada, como puede no ser real y te compran la mentira y lo ponen en un papel, todo vale en este nuevo contexto.
Pues eso es lo que tenemos. Los políticos que hemos votado.
Para barrer las calles de Gijón, exigen unos mínimos. Conocer todo el callejero también. Yo suspendería y eso que llevo 22 años viviendo en Gijón.
Eso sí, para ser ministro o ministra, vale cualquiera. Incluso los que solo saben crear problemas.
https://www.eldebate.com/sociedad/20230325/seis-presos-asturias-tramitan-cambio-genero-cambiarse-modulo-femenino_103453.html
Polémica
por la ley trans
Seis presos de Asturias tramitan su
cambio de género para trasladarse al módulo de mujeres Uno de ellos está
además cumpliendo condena por un delito de violencia de género El Debate Los registros civiles ya alertan de que el número
de hombres que acude a cambiar su género ha aumentado desde que se aprobó
definitivamente la ley trans, impulsada por Irene Montero y su Ministerio de
Igualdad. Una norma que generó polémica en su tramitación y que ahora comienza a tener consecuencias. El
pasado jueves conocíamos que un aspirante a la Policía
Local de Torrelodones (Madrid) había alegado ser una mujer para
realizar las pruebas físicas en función a los baremos femeninos.
Ahora conocemos un nuevo escándalo que puede convertirse
en una revolución: seis reclusos del
centro penitenciario de Asturias han iniciado los trámites para
cambiarse el género registral y poder así pedir el traslado a un módulo
femenino.
Así
lo recoge el medio regional La Nueva
España , que expone que dos presos han pedido al Registro Civil de Llanera
que proceda a rectificar la mención registral de su sexo para figurar como mujeres en vez de hombres, y
otros cuatro lo solicitarán «en breve». Todos ellos querrían cambiarse al
módulo femenino a pesar de que uno de ellos está en prisión por un delito de
violencia de género.
El diario asturiano recoge que los reclusos apelan en el escrito al artículo
43.1 de la ley trans, que dice que toda
persona de nacionalidad española mayor de 16 años «podrá solicitar por
sí misma ante el Registro Civil la rectificación de la mención registral
relativa al sexo». Gracias a la autodeterminación de género que avala este
nuevo texto, los solicitantes no tendrán que presentar un informe psicológico o
de disforia de género ni tampoco acreditar una modificación de apariencia o de
físico.
Una vez emitida la solicitud, el Registro Civil iniciará
los trámites y les llamará en unos tres
meses como máximo para corroborar el cambio. Veremos lo que ocurre
cuando, formalizada esta modificación, los reclusos soliciten el cambio de
módulo, y es que según la instrucción de 7/2006 de Instituciones
Penitenciarias, los transexuales femeninos pueden ingresar en módulos de
mujeres aunque no se hayan sometido a una operación de cambio de sexo o
conserven oficialmente su nombre de varón, pero tras un trámite de treinta días
y previos informes médico y psicosocial, algo que, a priori, iría contra los
principios de la ley de Montero.
79 personas trans en prisión
Las cárceles dependientes de la administración central
–todas excepto las del País Vasco y Cataluña– acogen a 79 personas transgénero,
de las que 22 son mujeres trans que
están internas o bien en cárceles exclusivamente femeninas, o en módulos de
mujeres dentro de prisiones mixtas. Otros seis son hombres trans que viven en
instalaciones masculinas, según datos de Instituciones Penitenciarias a los que
ha tenido acceso Efe .
Prisiones no detalla el género ni la ubicación de los 51
internos trans restantes, un colectivo que representa,
aproximadamente, el 0,17 % de las más de 46.000 personas que forman
parte de la población reclusa.
El ingreso en prisiones femeninas de mujeres trans (que
nacieron con el sexo biológico masculino) ha sido uno de los argumentos esgrimidos
por ciertos colectivos feministas y partidos de la oposición contra la
autodeterminación de género recogida en la recientemente aprobada ley trans, al
entender que podría suponer un peligro
para las internas.
La ley no establece ningún protocolo específico para el
tratamiento de las personas trans en las prisiones, donde, de hecho, desde 2006
ya se permite a personas que no se identifican con su sexo oficial cambiar de módulo , en algunos casos
incluso sin haber dado el paso de modificar su sexo en el registro.
La Ley General Penitenciaria marca la separación interna
de los reclusos por sexo, pero hace 17 años el Ministerio del Interior
estableció un procedimiento por el cual los reclusos pueden solicitar su cambio
a un módulo acorde con su «género sentido» aunque
no hayan cambiado su sexo en el registro.
El protocolo ideado por Interior establece como requisito
para el cambio de módulo la superación de una valoración médica y psicológica , así como el
reconocimiento de la identidad psicosocial de género.
La decisión de en qué módulo se internará a cada preso la
toma un «equipo técnico multidiscipliniar», del que forman parte tanto
educadores y psicólogos como trabajadores sociales. Este equipo evalúa todas
las circunstancias personales del recluso –entre las que se encuentra su sexo
biológico y registral– para dictaminar en qué espacio debe cumplir su condena,
aunque esta decisión es reversible.