Este artículo fue publicado en Tribuna Dominical
de EL COMERCIO el 23/01/2022
2022,
bello número de Niven | El Comercio
2022, bello número de Niven
El discurso oficial se centra
en que ya hemos recuperado los niveles de empleo prepandemia, sin reparar en
que los de producción siguen muy alejados de los de 2019. No será hasta 2023,
más tarde que ningún otro país avanzado, cuando se recupere el volumen de
actividad anterior a la crisis
En matemáticas, se conoce como número de
Harshad (o número de Niven) a un número entero que es divisible entre la suma
de sus dígitos. Los dígitos de este año suman 6 y 2022 es divisible entre 6. La
palabra 'harshad' proviene del sánscrito y significa 'gran alegría' así que es
lo que espero para 2022. Se da la circunstancia personal de que mi número
favorito es el 2, tal vez porque soy Géminis o por aquello, tan cierto, de que
'dos es compañía y tres es multitud'. ¿Quién quiere multitudes pudiendo elegir
la mejor compañía?
El caso es que creímos en la posibilidad de recuperación, a nivel sanitario y económico, para 2022 pero, de momento, nos damos de bruces con la realidad. ¿Cuál? Que ni postpandemia, por las elevadísimas cifras de contagios en nuestro país a pesar de las altas tasas de vacunación, ni recuperación económica, al menos tal y como se pronosticaba. De hecho, la recuperación que estamos teniendo sostiene el empleo, pero desata una intensa contracción de la productividad. La ocupación iguala a la de 2019, antes de la pandemia, pero aún falta un 6,6% del PIB que había entonces. El discurso oficial carga machaconamente las tintas en los últimos meses en cómo la economía ha recuperado ya los niveles de empleo previos a la pandemia, sin reparar en que los de producción siguen muy alejados de los valores de 2019, y sin admitir que no será hasta 2023, más tarde que ningún otro país avanzado, cuando se recupere el volumen de actividad pre-crisis.
Un nivel de empleo
similar al precovid revela que el mismo número de ocupados que en 2019 logra un
PIB inferior, lo que simple y llanamente es, en mi opinión, una pérdida muy
intensa de productividad en un periodo muy corto. Funcas certifica que el
crecimiento económico ha perdido fuelle en la segunda mitad de 2021, y que la
recuperación venidera será también más lenta de lo esperado. Las conclusiones
de la evolución de la economía desde la primavera de 2020 no son precisamente
positivas. De hecho, se ha producido un reparto del empleo existente, con un
deterioro muy asimétrico de la producción por ocupado, que profundiza en una de
las grandes debilidades que ya tenía la economía española: su deficiente nivel
de productividad. Se ha dado además una terciarización de la economía, con un
crecimiento muy vigoroso en las administraciones públicas por decisiones
políticas, y un retroceso abultado en la industria manufacturera. Todo ello a
pesar del avance en la digitalización y uso tecnológico. Estamos ante la
recuperación más retardada de Europa.
La crisis de 2008
fue de carácter financiero, mientras que esta pone de manifiesto problemas del
sistema productivo que afectan a sectores clave como las ventas de coches o el
turismo, un motor económico de nuestro país. La automoción se ve afectada por
la falta de componentes, mientras que el turismo sufre la restricción de la
movilidad. Italia, con un peso del turismo muy similar al español, está a solo
1,4 puntos del nivel precovid. Si se compara el PIB con el empleo, mientras que
en España camina más rápido el mercado de trabajo que la producción, con la
consiguiente caída de la productividad, en la media de los países ricos ocurre
lo contrario.
Si bien el nivel
de producción pre pandemia se ha alcanzado ya, en los países de la OCDE el
empleo sigue retrasado, y falta la recuperación de 7,5 millones de empleos. Por
otro lado, la pandemia ha desviado buena parte de la demanda de los servicios a
los bienes, disparando la actividad logística, con problemas para encontrar
trabajadores. En paralelo se ha producido una precipitación de las jubilaciones
en varias economías. A esto se suma la falta de trabajadores en zonas agrícolas
por el cierre de fronteras y el freno a los flujos migratorios.
Se presenta un año
complicado, a pesar de su belleza numérica. Tal vez lo lleven mejor los
clientes británicos de un banco español en el Reino Unido. ¿Sabe usted qué les
sucedió? Pues que el banco realizó pagos de nóminas por duplicado por más de
150 millones de euros y ahora intenta recuperar el dinero. Miles de personas
recibieron el día de Navidad un regalo inesperado, y equivocado, de parte de
este banco español en sus cuentas corrientes. La entidad depositó por error 130
millones de libras (154 millones de euros) a través de 75.000 transacciones.
Tal regalo imprevisto se produjo cuando la entidad procesó por duplicado el
pago de 2.000 clientes institucionales en Gran Bretaña, de forma que hubo
empleados que cobraron su sueldo dos veces y proveedores y clientes a los que
se realizaron ingresos por cantidades superiores a lo esperado. La informática
también falla. El banco asegura haber rectificado el error y está intentando
recuperar dichos pagos, que han ido a parar, en muchos casos, a cuentas
bancarias de entidades rivales. La picaresca no es solo española, también
inglesa. La dificultad está ahora en recuperar el dinero en los casos en los
que los clientes ya se hayan gastado esos fondos.
¿Y usted? ¿Qué habría hecho si recibe un dinero que no es suyo? Pues, efectivamente, lo mismo que yo. Devolverlo. Más tarde o más temprano lo tendrá que hacer y tratándose de un banco, con intereses. En la vida, también en la económica, se llega mucho más lejos siendo sincero y honrado. Solo es mi opinión.
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