Ayer tarde asistí en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo a un concierto que no calificaría yo de memorable, sino de prescindible.
Entre las curiosidades de la biografía del solista, está que se casó con su profesora de piano - después de lo de Emmanuel Macron no nos asustamos de eso - y que generó mucha controversia cuando en 1980, tras presentarse al Concurso Internacional Chopin de Varsovia, se le eliminó en tercera vuelta. Pues, a tenor de lo que yo escuché ayer, también lo habría eliminado. Seguro que tuvo tiempos mejores.
Una versión del Concierto para piano en La menor, op. 54 de Schumann, interpretada por Ivo Pogorelich junto a la orquesta del Teatro Estatal de Gärtnerplatz de Múnich. A mi hijo, que también asistía con su profesora en una salida cultural del Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón, le sorprendió mucho que lo tocara con partitura. En efecto, no es lo más habitual entre las grandes figuras, pero el tiempo pasa para todo el mundo.
Mucho más brillante estuvo la orquesta en la segunda parte del concierto, interpretando la Sinfonía nº 3 en La menor, op. 56 "Escocesa" de Mendelssohn.
Siempre impone un escenario presidido por un bello piano.
El director, Michael Guttman, animando a la orquesta a levantarse para recibir la ovación final.
Aquí le dejo amable lector una versión del mencionado concierto de Schumann, mucho mejor que la que yo escuché ayer en Oviedo. A la intérprete la llaman La Beyoncé del piano. Usted dirá....
Aquí le dejo amable lector una versión del mencionado concierto de Schumann, mucho mejor que la que yo escuché ayer en Oviedo. A la intérprete la llaman La Beyoncé del piano. Usted dirá....
Y aquí una muy compacta versión de la Sinfonía Escocesa de Mendelssohn. ¡Que las disfrute!. Sin buena música, es muy difícil vivir.
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