Esta tarde en el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias), a las 20 horas, tenemos una visita de lujo. Algo para no perderse, amable lector. Una mujer que representa una combinación absolutamente explosiva de belleza, talento e inteligencia que derritió a Paul Auster.
"Bella y bella, cuantas veces sea necesario".
«La diferencia entre hombres y mujeres no es solo algo anatómico»
Estará hoy en el Centro Niemeyer para presentar su último libro, que ha llamado 'La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres'
Siri Hustvedt. Escritora
Novelista, poetisa y ensayista, Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) se licenció
en filología haciendo una tesis doctoral sobre Charles Dickens, pero sus
intereses intelectuales eran de más amplio espectro, por lo que se ha
convertido asimismo en una experta en Bellas Artes, en filosofía, neurociencia
o psicología. Gran parte de ese bagaje cultural está en los ensayos que aborda
en su libro más reciente, 'La mujer que mira a los hombres que miran a las
mujeres' (Seix Barral, 2017), que hoy presenta en el Centro Niemeyer (20
horas). Por otro lado, es la mujer de Paul Auster, aunque siempre ha querido
preservar su autonomía intelectual.
-Una de las ideas que se
manifiestan en su libro gira alrededor del concepto del 'yo', del que dice que
no se cuenta con un consenso digamos científico. ¿Cuál es el 'yo' de Siri
Hustvedt?
-No creo en lo que podría llamarse un 'yo'
auténtico. Todo el mundo tiene varios 'yoes', desde el 'yo' familiar' al que
mostramos en público. O el 'yo' como idea interna acerca de nosotros mismos. Es
una cuestión filosófica muy vasta.
-En el estudio que
realiza de los cuadros en los que incorporan mujeres a algunos de sus lienzos
Picasso, Max Beckmann y Willen de Kooning, menciona al paso 'El segundo sexo',
de Simone de Beauvoir, donde dice que «no se nace mujer sino que se llega a
serlo». ¿Es la clave para entender la diferencia entre sexo y género, que no
parecen comprender quienes sostienen que los niños lo son desde el origen por
poseer pene y en el caso de las niñas por su vulva?
-Sin duda. La diferencia entre sexo y
género es incluso útil para algunos sectores feministas. El género depende de
modelos del desarrollo humano, del nivel epigenético o del desarrollo cerebral,
como nos enseña la neurociencia. Y está relacionado con la función del entorno
de una cultura concreta y sus interpretaciones de lo masculino y lo femenino.
La diferencia de géneros no es algo meramente anatómico, sino que se
corresponde a un fenómeno psico-bio-social, en el que están entrelazados los
tres componentes.
-Por extensión, ¿la obra
de arte no tiene sexo?
-(Bromea) ¡Naturalmente que no, no es un
animal que esté vivo!... Pero es cierto: la obra de arte no depende de quién la
ha realizado, sino de cómo la perciben un espectador y una cultura
determinadas.
-¿Sería un buen ejemplo
el de Karl Oven Knausgärd, el autor de 'Mi lucha', escritor noruego al que
dedica uno de los capítulos?
-Así es. Pese a que haya titulado su serie
de novelas autobiográficas como la obra de Hitler, es un ejemplo del espíritu
femenino en lo que escribe. Me parece admirable.
-Otra escritora a la que
presta atención es Susan Sontag y su punto de vista respecto de la pornografía.
Usted dice que las últimas corrientes del feminismo aceptan de mejor grado la
pornografía...
-Se han ido poniendo más de acuerdo en su
aceptación. Y es que suponer que en la sexualidad de las mujeres no cabe la
imaginación pornográfica es una tontería.
-Yendo a su condición de
novelista, mantiene que una de las mejores contribuciones de la ficción es
«salir del yo y hacer una incursión en el otro». ¿La literatura digna de tal
nombre es aquella en la que el lector sale transformado?
-Mi argumento es que la naturaleza del
arte, en general, es colaborativa. En el caso de la literatura, entre el
escritor y el lector ha de producirse una interrelación subjetiva. Unas veces
funciona y otras fracasa. Lo que no tiene sentido es una literatura 'standard'.
-En el plano personal, a
los cincuenta y tres años decidió acudir al psicoanalista. ¿Con resultados más
óptimos que los confesados por Woody Allen?
-(Risas) Nunca pensé que estaba tan
neurótica como para ir al psicoanalista. Bueno, en mi caso ha sido una
experiencia liberadora.
-Cuenta que cada año hay
un millón de suicidios en el mundo. ¿Un indicio de que nuestra sociedad está
mal organizada?
-En todas las culturas han existido
suicidios. Por distintos motivos, psiquiátricos, de pobreza, culturales...
Sería una utopía pretender erradicarlos por completo.
-Es militante contra
Trump. ¿Qué augurios tiene para el futuro?
-Trump es un desastre, pero ha provocado
que la sociedad esté organizando legalmente su resistencia. Confío en que no
logre una segunda administración. Cruzo los dedos y rezo...
Fuente: http://www.elcomercio.es/culturas/libros/201704/27/diferencia-entre-hombres-mujeres-20170427001515-v.html
CRÓNICA DEL DÍA DESPUÉS.
Fuente: http://www.elcomercio.es/culturas/libros/201704/28/siri-hustvedt-lectura-como-20170428014805-v.html
A
CRÓNICA DEL DÍA DESPUÉS.
Fuente: http://www.elcomercio.es/culturas/libros/201704/28/siri-hustvedt-lectura-como-20170428014805-v.html
Siri Hustvedt: «La lectura es
como si entraran en nosotros otras personas»
Siri
Hustvedt, anoche, en el Centro Niemeyer
· Unas 150 personas asistieron en el Niemeyer a la presentación del libro 'La
mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres”.
·
El ciclo del Centro Niemeyer que lleva como rótulo el de
'Palabra', coordinado por el profesor de la Universidad de Oviedo Javier García Rodríguez, recibió ayer
a Siri Hustvedt (Minnesota, 1955), que congregó a unas 150 personas. Escritora
de amplio abanico, ya sea en el género novelístico -'Los ojos vendados', 'Todo
cuanto amé', 'Elegía para un americano', 'El verano sin hombres' o 'Un mundo
deslumbrante'-, o también dedicada a la poesía -'Leer para ti'- en esta ocasión
vino a Avilés para ofrecer la vertiente ensayística que asimismo cultiva,
presentando el libro titulado 'La mujer que mira a los hombres que miran a
las mujeres'. Un compendio de su extensa erudición en el que se ocupa,
por ejemplo, de Picasso, Almodóvar, Win Wenders, Susan Sontag, el
psicoanálisis, el suicidio o la filosofía de Soren Kierkegaard. Todo ello desde
la perspectiva de un feminismo que se ocupa de las artes, las ciencias y las
humanidades. Dialogó durante un animado encuentro con Yolanda Morató, doctora
en Filología por la Universidad de Sevilla y profesora de la Universidad
Nebrija. Abordaron en el inicio de la conversación cuánta es la influencia que
tiene la literatura en la configuración personal de los lectores. Siri Hustvedt
se remitió al crítico literario George Poulet y a su visión de la lectura en
términos de «ocupación». O sea, «la lectura es como si entraran en nosotros
otras personas, una conciencia que no es la nuestra. Nos dejamos invadir. Y eso
flexibiliza nuestra mente. Es lo que ha hecho que yo ahora sea una mujer madura
de sesenta y dos años y no quien era antes. Nos construye aquello que leemos».
No obstante, en medio de la enorme información que recibimos en la sociedad
actual, previno ante el riesgo de que «cada vez sabemos más de menos cosas»,
debido a la especialización. Y aconsejó un juicio crítico frente a internet.
«¿Todo está en internet?», se preguntó, para responder que muchas de las
supuestas verdades que llegan mediante esa vía «ni siquiera poseen una fuente
fiable». Algo que ocurre incluso en el mundo científico. Puso de ejemplo la
idea divulgada de que en un noventa por ciento de casos el suicidio obedece a
enfermedades mentales. Buscando las fuentes de esas estadísticas, advirtió que
no existían.
·
En torno a la subjetividad de nuestras apreciaciones, indicó un
experimento según el cual el sabor de un mismo vino es más apreciado si la
etiqueta señala un precio mayor. Algo que extendió al valor que concedemos a
las obras de arte, defendiendo la conveniencia de examinarlas de modo autónomo.
Y otra apelación giró acerca de la necesidad de hallar puntos de encuentro
entre la ciencia y las humanidades. Dicho en palabras de la profesora Morató,
«el análisis químico de una lágrima no permite saber lo que es la tristeza».