jueves, 18 de abril de 2024

Esperaré

En esta etiqueta se recogen los artículos publicados desde 2009 hasta 2016, ésta última, fecha de inicio de este blog en el que comencé a ubicar mis artículos periodísticos en la web. Los previos nacieron precisamente el 19 de diciembre de 2009, día de inicio de mi colaboración con EL COMERCIO, decano de la prensa asturiana. 


 Este artículo fue publicado en 

TRIBUNA de EL COMERCIO el 18/01/2015

A pesar de lo que algunos aguafiestas pontifican, existen, en mi opinión, elementos para afrontar este nuevo año con optimismo. Desde el punto de vista económico, datos como los relativos a la prima de riesgo, el nivel de tipos de interés, el precio del petróleo en mínimos, con todo lo que ello tiene de positivo en términos de rebaja de costes en un país como el nuestro que depende del exterior en un 98% y que puede ayudarnos a crecer en más del 2%, el clima de mayor confianza que se respira en los mercados financieros internacionales en torno a lo que nuestro país representa, nos debería llevar a encarar el nuevo año de manera positiva. Cierto es que la escandalosa cifra de desempleo sigue invitando al desánimo, pero tampoco sirve de nada lamentarse continuamente por esto. Es preferible buscar entre todos la forma de solucionar tan grave problema. Hay que tener en cuenta que factores como la solidaridad familiar han impedido que este país estallara como un polvorín con semejante tasa de paro. El hecho de que vivamos en un Estado con un número proporcionalmente elevado de funcionarios también ayuda a que la situación no se desborde, a pesar de la severa carga que eso representa para las arcas públicas. Es por ello que a los funcionarios, que en tan privilegiada situación nos encontramos, nos corresponda trabajar con ahínco cada día, tratando de contribuir, con la mayor productividad posible, al sostenimiento económico del Estado. Y, aunque le cueste creerlo, algunos funcionarios trabajamos día a día conscientes de dicha responsabilidad.


Creo, sin lugar a dudas, que los datos económicos, si bien no son excelentes, al menos sí pueden calificarse de esperanzadores y son fruto de la receta combinada de estabilidad presupuestaria y reformas estructurales A pesar de que se habla de la dictadura de los economistas, de que si lo nuestro no es ciencia y que lo que decimos no vale para nada, porque unos dicen esto y otros, lo contrario, lo que es innegable es su carácter de ciencia social –no ciencia exacta- y por ello está pensada por y para los grupos sociales y los seres humanos en sociedad, ocupándose de sus manifestaciones materiales. La economía no debe ejercer ninguna dictadura sobre el resto de decisiones políticas y sociales de un país, sino que debe servir de elemento coadyuvante en el bienestar de una sociedad. Es una obviedad señalar que cuanto mayor sea el crecimiento económico, más recursos tendrá el gobierno de turno para tomar las decisiones que estime oportunas de acuerdo con su ideología. Luego, nos guste o no, la economía es relevante, aunque no debe ser lo más importante. Por el contrario, la lucha por el bienestar general de los habitantes de un país, en todas sus vertientes, ha de ser el objetivo final.

A mi entender, no cabe sino empezar este nuevo año con optimismo. Además, está demostrado que los optimistas envejecemos mejor y es bueno para la salud. Afrontar los obstáculos del día a día con positividad disminuye el estrés y estimula el sistema inmunitario, lo cual hace que los optimistas vivamos más y tengamos una calidad de vida más elevada. Un punto de vista optimista nos hace menos propensos a sufrir problemas emocionales, caer en el abuso de sustancias tóxicas, desarrollar comportamientos antisociales y síntomas de ansiedad y depresión. También se puede recurrir a todo lo que la vida nos ofrece. Por ejemplo, la lectura de un poema. Hace unos días me encontré con “Píos deseos para empezar el año” de Jaime Gil de Biedma. Me pareció fantástico y muy apropiado para esta época. Y, ¿qué tal una canción?. Sugiero una de Presunto Implicados, en su trabajo de 1999, “Versión Original” titulada “Esperaré”, compuesta por Armando Manzanero y magistralmente interpretada por Sole Giménez. Es una de mis canciones favoritas. Se la recomiendo, si no la conoce, amable lector, porque invita a encender la llamita verde de la esperanza y a luchar, con todo el brío posible, por aquellos sueños que aún se pueden cumplir.