jueves, 9 de noviembre de 2023

Excelente

 Pues sí. Excelente artículo de Manuel Vilas. Lo ha bordado. 


La humillación

Tiene su gracia ver cómo Puigdemont sea el no va más de algo tan español como humillar

 

Manuel Vilas

Miércoles, 8 de noviembre 2023, 00:47

Mientras ellos se humillan, nuestras vidas de españoles y españolas pasan, vamos cumpliendo años y nos vamos muriendo. Me acuerdo de que Felipe González humilló a Adolfo Suárez, y este último ya lo había hecho con Arias Navarro y Arias ardía de rabia y odio. Y Jordi Puyol humilló a Aznar con una sonrisa de avaricia llena de desdén y Aznar humilló a Rajoy. Y Zapatero humilló a Aznar y a Zapatero lo humillaron las urnas, que son las que más humillan, pero lo hacen sin acritud, como decía Felipe González hace cuarenta años. Es una fiesta de la humillación lo que ocurre afuera de nuestras vidas, y mientras tanto, envejecemos y morimos. Más o menos en eso consiste ser español, en ver humillar y ver pasar la vida. A Pedro Sánchez lo humilló Susana Díaz y Pablo Iglesias. Y Sánchez humilló a todo lo que pudo, a todo lo que se movía.


Pero quien le humilla a él ahora es Puigdemont, que está en el momento estelar de los humilladores. Y Yolanda Díaz humilló a Irene Montero, porque Irene Montero la humilló a ella antes. A Felipe VI le humilla un montón de gente: el lehendakari, el presidente de la Generalitat, los de Podemos, etc, y tiene que sonreírles y hacerse el simpático. Yo creo que en aquel periodo histórico conocido como la Transición la humillación política era más deportiva y tenía estilo. Era humillación sport. Por ejemplo, Felipe González humilló a Santiago Carrillo con amabilidad. Pero ahora eso ya no se lleva y Pedro Sánchez humilló a Pablo Iglesias con un portazo en sus narices y a Feijóo lo ninguneó con burla.

Está bien que se humillen, porque eso nos alegra el día, pero está mejor que lo hagan con estilo. Ay, sí, me estaba dejando una humillación que no tiene la menor gracia, ya sabéis cuál es, esa en la que fuimos humillados y lo seguimos siendo 47 millones de españoles que vimos y tenemos que seguir viendo que matar a niños en España era una forma legítima de liberación de un pueblo oprimido que los herederos de ETA no condenan. También la ignorancia es humillación pura y dura, pues solo desde la ignorancia del pensamiento político occidental (el que va de Descartes a Marx y Sartre) puede explicarse que un partido nazi como Bildu sea tenido en tierra de ineptos como un partido de progreso. Estés donde estés, te humillarán. Ahora tiene su gracia ver cómo Puigdemont sea el no va más de algo tan español como humillar. En España la única manera de sobrellevar la humillación es muriéndote. Te seguirán humillando, pero no lo oirás.