Este artículo fue publicado en Tribuna Dominical de
EL COMERCIO el 03/04/2022
https://www.elcomercio.es/opinion/laberinto-criptomonedas-20220403000713-ntvo.html
El laberinto de las criptomonedas
Su volatilidad no da tregua a los inversores. Pueden
pasar de la euforia al pesimismo en un tiempo récord, como lo demuestra el
hecho de que el bitcoin perdiese la mitad de su valor en poco más de dos meses.
Soy una mujer con buena suerte. También para la
escritura la tengo, aunque me gane la vida con los números. Tengo lectores
fieles que me proponen temas dominicales. Uno de ellos me sugiere que hable de
criptomonedas. Bien podría calificarse como laberinto, especialmente para los
que, como servidora, no nos hemos animado aún a invertir en ellas. Me señala
tan amable lector si pudiera suceder con estas inversiones como lo que le tocó
vivir en Argentina: un 'desagio' aplicado a la moneda de papel, consistente en
eliminar del valor nominal del billete tres ceros; es decir, un billete con un
valor impreso de 1.000.000 $ (que los había) a partir del día siguiente a la
entrada en vigor de la correspondiente Ley comenzó a valer 1.000 $. Se produjo
el espectáculo desolador de personas mayores que al realizar sus compras entregando
un billete de 1.000.000 $ y decirle el comerciante que eso valía solo 1.000 $,
no tenían más para pagar su compra. Eso que él vivió me recordó lo novelado por
Sachieri en 'La noche de la Usina'. Ante sucesos así, podemos ignorar las
criptomonedas por temor a salir perdiendo dinero.
Declaraba el socio
fundador de una academia de este tipo de inversiones que «si no inviertes en
criptomonedas cada día serás más pobre», tratando de convencernos de la
inversión. En la situación actual de deterioro económico con este escenario de
crisis, alta inflación y casi nula rentabilidad ofrecida por el sistema
financiero, para quien busca obtener alta rentabilidad por sus ahorros las
criptomonedas se presentan casi como la única salida. El problema está en los grandes
riesgos que aún entrañan. Es innegable que, de la misma manera que internet
cambió el mundo en su día, posibilitando la transferencia masiva de
información, lo mismo está ocurriendo con la 'blockchain' y las criptodivisas,
al permitir un enorme intercambio de valor, democratizando la entrada de
cualquier persona al sistema financiero -no obstante, esto ya sucedía - y
ampliando las posibilidades de inversión. Antes parecía inevitable acudir al
banco para obtener una rentabilidad. Ahora, la 'blockchain' permite que
nosotros seamos nuestro propio banco o que accedamos a productos financieros
antes inalcanzables. Parece que quien no participa de esta nueva economía se lo
pierde todo. Quien invirtió en bitcoins en enero de 2015 ha tenido una
rentabilidad del 10.000% ¿Hay algo que lo iguale? Obviamente no. Ahora bien,
quienes promueven esto señalan que hay que pagar para entender este tipo de
inversiones, de manera que si no lo haces no solo no podrás acceder a esa
rentabilidad del 10.000%, sino que puedes perder mucho dinero. ¡Acabáramos! O
sea que si pierdes dinero es porque no estabas formado. Le replicaría yo que
cualquier gestor de carteras tradicional puede perder dinero y no por falta de
formación financiera.
En mi opinión, el
cambio tecnológico está cambiando el sistema de pagos y la tecnología
'blockchain' tiene un papel muy destacado, facilitando la aparición de monedas
digitales. Es evidente que los avances en criptografía, combinados con el
potencial de transmisión y almacenamiento de datos, han hecho posible la
aparición de las llamadas tecnologías de registros distribuidos (DLT en inglés,
'distributed ledger technologies'). La 'blockchain' es un tipo de DLT. Se sale
de las posibilidades de este artículo explicar la lógica de funcionamiento de
esta tecnología. Digamos que organiza la información por bloques.
Las criptomonedas
tienen sus fans, las llamadas 'criptopersonas'. Habitan en Twitter, manejan
lenguaje propio y aspiran a lo mismo: hacer fortuna gracias a las
criptomonedas. No creo que esto sea algo pasajero. Es un nuevo tipo de activo y
ha llegado para convivir con el mercado tradicional. Tampoco se está
desinflando. No obstante, la volatilidad de las criptomonedas no da tregua a
sus inversores. Pueden pasar de la euforia al pesimismo en un tiempo récord,
como lo demuestra el hecho de que el bitcoin perdiese la mitad de su valor en
poco más de dos meses. Hasta ha aparecido una pareja, los Bonnie & Clyde de
las criptos, implicada en un robo de 4.500 millones euros en estas inversiones.
La buena noticia es que los bitcoins lejos de ser opacos dejan rastro.
Sabemos que el riesgo va asociado a cualquier inversión financiera y es preciso tener en cuenta que el de las criptomonedas es muy elevado. Por otro lado, parece evidente que muchos bancos centrales se plantean complementar el 'soporte papel' de los billetes con un 'soporte digital' y el Banco Central Europeo no es una excepción. En ello está. Un euro digital seguiría siendo un euro. Sería una forma electrónica de dinero emitido por el Eurosistema (BCE y bancos centrales nacionales) que todos podríamos utilizar. Un euro digital no sustituiría al efectivo, sino que lo complementaría. Los bancos, ante estas nuevas formas de dinero, se encuentran con muchísima competencia frente a los depósitos bancarios y quizás tengan que aplicar aquello de 'si no puedes vencer al enemigo únete a él'. La aparición del euro digital será, sin duda, un momento de sumarse a este carro financiero. Además, el euro ya ha cumplido 20 años. Parece una eternidad, pero 20 años no es nada. Mis hijos solo han conocido el euro y yo solo el dinero 'fiat', que en latín significa 'que así sea'. Es una cuestión de confianza desde 1971, cuando EE.UU. rompió el patrón oro. La lógica de estas divisas no es nada nuevo bajo el sol para quienes tenemos medio siglo de vida bien cumplido.