sábado, 16 de diciembre de 2017

CONCIERTO DE NAVIDAD 2017

El pasado 13 de diciembre tenía invitación para el concierto de la Sociedad Filarmónica de Gijón de la que soy miembro, pero no pude asistir. Tenía otro concierto prioritario. La audición de Navidad de mi primogénito en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón. 


OBRAS:
Burgmüller, opus 109- nº 2- Las Perlas.
Enrique Granados. Danza Española nº 2. Oriental.

La primera de las obras está llena de vertiginosas escalas ascendentes y descendentes y la segunda es una obra de concierto de música española. 




No llega al magisterio de mi adorada Alicia de Larrocha pero la musicalidad, a mi juicio, está muy por encima de lo que se puede esperar de un niño de 10 años. Y no lo digo yo: lo dice su profesorado. Ahora bien, la que le enseñó a tocar fue la madre que lo parió. Que conste en acta. 

Alicia de Larrocha tocaba como nadie la música española. Incluso la temida Iberia de Albéniz. Yo he oído a pianistas chinos ganadores de concursos y de virtuosa técnica, destrozar literalmente la Iberia. Es una obra complejísima desde el punto de vista técnico pero que necesita un alma española. Y esa catalana universal que era Alicia de Larrocha se debía de sentir muy española porque la tocaba como nadie. Yo creo que a Albéniz le pasó como a Joyce. Quería imprimir su nombre con letras de oro en la literatura pianística universal y lo logró con su Iberia. Lo que menos le importaba es que la obra se pudiera tocar, porque son pocos los pianistas que pueden permitirse el lujo de tocarla bien. Y James Joyce quería imprimir su nombre con letras de oro en la literatura universal y lo logró con el Ulises. Lo que menos le importaba es que se pudiera leer o que lo pudiera leer y entender cualquiera. 

Como pianista nunca he podido tocar la Iberia y como lectora, no puedo decir que haya entendido el Ulises, y eso que lo leí. Pero tengo la conciencia tranquila y voy sin complejos por la vida con lo que he logrado. Y como madre....pues qué le voy a decir amable lector. Cualquier día reviento de orgullo y gozo materno. 


Alicia y sus maravillas al piano. 
Tan catalana, tan española y tan universal.