Este artículo fue publicado en Tribuna el 06/02/2020
en el diario EL COMERCIO
Hay días que te cambian la vida. Así, sin más. Por un
choque con algo: una noticia, una imagen impactante, un encuentro con alguien
con quien no contabas. A ratos, quisieras que tu vida volviese a ser la que era
antes de ese hecho pero, irremediablemente, ha cambiado la trayectoria de tu
vida, como lo hacen las bolas de billar que chocan una contra otra en la mesa y
modifican su recorrido. En mi caso, el impactante choque fue con una noticia leída
en EL COMERCIO el pasado 7/12/2019. Mi rutina matutina siempre es la misma:
dejo a mi hijita en la parada del bus del cole y llego a mi trabajo a eso de
las nueve o nueve y cinco; miro el reloj de la torre y recuerdo que mi hijo, en
ese momento, ya casi ha completado su primera hora de clase en el instituto. Al
día siguiente de leer la noticia, en ese mismo momento, me puse a llorar. Y los
días siguientes también y ninguno, desde ese día, ha vuelto a ser igual que
antes. Ese terrible día, una chica de 17 años decidió quitarse la vida
tirándose desde esa torre donde está el reloj que miro cada mañana. Y yo lo
recuerdo y, por mi forma de ser, sé que lo seguiré recordando cada uno de los días
que me queden de trabajo en esta casa. Me duele muchísimo pensar que fue totalmente
premeditado y planeado por ella, en una visita de grupo a este lugar. Un
trabajador de un local de hostelería vinculado a la Universidad se quitó la
vida en una fecha cercana a ese día. De cara a nosotros, los profesores, él era
una persona aparentemente feliz, con una vida normal. Nos queda lejos Ari Behn,
el exmarido de la princesa Marta Luisa de Noruega, que decidió hacer lo mismo
el día de Navidad. Y lo peor de todo, es que esto sucede cada día y se oculta.
Hay muchos más suicidios de los que imaginamos y, conscientemente, se omiten.
No soy psicólogo, ni psiquiatra, así que supongo que tal opacidad tiene por
objeto evitar un efecto llamada que provoque su incremento. Lo grave es que no
parece que tal silente actitud esté ayudando,
dado el exponencial crecimiento de los suicidios, especialmente entre los
jóvenes. Si algo no funciona de una forma, tal vez haya que replantearse lo que
se está haciendo y cambiar de estrategia. En los países nórdicos han llevado a
cabo políticas activas en este sentido y han surtido efecto.
La economía es la asignación eficiente de recursos
escasos y saber hacer política y gestión económica implica destinar los dineros
donde son más necesarios y surten efecto. La ley de violencia de género es del
año 2004, año en que la cifra de muertes fue de 72 y lleva casi una década
estabilizada en torno a 50/55 mujeres por año y de ahí no baja. Está dando
claras señales de agotamiento y puede que no baje mucho más que eso, porque hay
otras formas de abordarlo más eficientes que seguir invirtiendo en policías y
juzgados de violencia de género. Se soluciona educando y hablando. Hablando con
nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros maridos, nuestros hijos y
mostrándoles como mujeres que el machismo no es el camino adecuado para llegar
a ser un hombre, que es una palabra muy grande y hermosa. Así se pueden lograr
mejoras, aunque seguramente nunca se podrán eliminar totalmente esas muertes
que, por otro lado, en nuestro país no representan una cifra escandalosa en
términos comparativos. ¿Ha mirado usted la cifra de muertes de mujeres
precisamente en países nórdicos, tan estupendos, tan civilizados y tan
modernos? ¿O en Rusia, y no en proporciones absolutas de población sino
relativas? Cifras brutales.
Preciosa ilustración de Gaspar Meana.
Muy especial para mí.
Toda muerte es terrible pero hacer política implica
saber hasta dónde llegar con ella. Otro ejemplo: la ley del carné por puntos.
Ha sido fantástica. Ha moderado la cifra de muertes en carretera pero no las ha
eliminado. Es imposible. En España no tenemos cifras escandalosas de muertes
por machismo o por siniestralidad al volante si comparamos con países mucho más
avanzados que nosotros, tanto económica como socialmente. Sin embargo, el
número de suicidios empieza a ser muy grave. Como no soy experta en ello, no sé
si hablar de ello sería la solución mejor. Personalmente soy comunicativa y
tendería a pensar que sí, que hay que afrontarlo con valentía y decir la verdad
de lo que está pasando. Hay gente que se está tirando a las vías del tren en
Asturias, día sí, día también. ¿Acaso esto no les importa a los políticos? Como
se suicidan y ya no votan, ¡para qué se van a preocupar! Supongo que este
gobierno de chiste y pandereta, de gestos, de pin malva-feminista sobre seno de
iletrada diputada, de pornografía de las emociones, de llantos y mocos en el
congreso, más que en el patio del cole de mi niña, supongo que esto no les
preocupa por falta de rédito electoral. ¡Qué elación la suya! Qué tremendo
comprobar que la política real supera cualquier ficción y que algunos
personajes tan poco cualificados puedan llegar a gobernar nuestras vidas.
Tiene que haber alguna forma de hacer entender a estas
personas que dan tan terrible paso, que hay que enfocar las cosas de otra
manera. Todos tenemos problemas. No puedo decir que este curso sea especialmente
bueno para mí. No me gusta molestar a nadie con mis preocupaciones, pero una
pérdida importante, el diagnóstico de una enfermedad crónica o un regalo de Reyes
que fue mucho peor que el carbón, que ya no hay y tiene que dejar de haber,
todo eso te puede bajar el ánimo, hacerte sentir triste o mal, pero tenemos dentro
de nosotros recursos para sacar coraje y seguir adelante. Nuestra educación,
nuestra formación, nuestros valores; todo ayuda a saber seguir el camino,
aunque la cosa se ponga fea. Pero estas personas no. Y ahí hay que actuar para
ayudarles a desarrollar herramientas mentales que les permitan salir de ese
bucle terrible que les lleva a dar ese paso. No se me ocurre cómo convencer a
los políticos para que muevan ficha en este asunto. Tal vez la vía del parné
sea más efectiva. Miren ustedes señores políticos: si no adoptan medidas para
prevenir esta escalada de suicidios juveniles, las pensiones que ustedes
piensan cobrar con los méritos políticos que están haciendo, esas lustrosas
pensiones no las van a poder cobrar porque no habrá jóvenes suficientes para
hacerlo. ¿Les he convencido? Me imagino que no, ¿verdad? Siempre queda la vía
de hacer una acampada. El 15-M en mi calendario no ha llegado, y quienes hemos
crecido estudiando francés y tocando el piano, también sabemos cómo se articulan
esos eventos, aunque es preferible que cada cual solicite las cosas como
corresponde a su educación y condición. Ya sé que no van a llorar por estas
personas, que les dan igual porque no votan si están muertos o dispuestos a
matarse pero, al menos, disimulen un poquito. Muchos deberían disimular también
su ignorancia y la inmensa mayoría su falta de empatía con problemas tan graves
como este. A mí me ha cambiado la vida, mi vida de cada día y no precisamente a
mejor.
https://www.elcomercio.es/gijon/conmocion-muerte-joven-17-anos-visita-laboral-20191207010555-ntvo.html
Conmoción por la muerte de una joven de 17 años en plena visita a la torre de La Laboral
La menor se precipitó tras subir con un grupo con guía. El mirador permanecerá cerrado durante 48 horas
«Subimos con ella en el último ascensor. Estábamos viendo cómo había quedado una foto y de repente nos dimos cuenta de que había saltado. Nos quedamos en shock», relató una visitante, visiblemente impresionada por lo ocurrido. Tras unos segundos de confusión, tanto ella como uno de sus acompañantes alertaron a los servicios de emergencia y avisaron de lo ocurrido a la guía, quien permanecía -al igual que el resto del grupo- ajena al suceso. «No dijo nada. Solo dejó una nota», indicaron los testigos en referencia a una anotación en la que la víctima hacía alusión a que avisaran a sus familiares.
Inmediatamente, bajaron de la torre y avisaron al guarda de seguridad de La Laboral, quien procedió a desalojar el edificio. A los pocos minutos, varias dotaciones de Policía y una ambulancia llegaban al lugar de los hechos. Únicamente pudieron constatar la muerte y proceder al levantamiento del cadáver. «Pensamos que había venido con sus padres pero luego nos dimos cuenta de que estaba sola», comentaban los testigos, quienes no lograban explicarse lo ocurrido. Pese a tratarse de un día festivo, en el edificio de la Universidad Laboral se desarrollaban en el momento de los hechos varias actividades. Además de la visita, en el teatro se estaba llevando a cabo un ensayo, mientras que en algunas dependencias del edificio el personal finalizaba su semana. Ninguno se percató de lo que había ocurrido hasta que comenzaron a llegar al lugar los servicios de emergencias. El mirador permanecerá cerrado 48 horas.