No me cansaré jamás de recomendar a Oscar Wilde. Toda su obra, o toda la que he leído, que es mucha. Una de sus obras más intensas y emocionantes es "De Profundis".
Refleja el dolor que siente Oscar Wilde por el abandono de su amado, pero sobre todo, por su crueldad.
Wilde no hizo más que vaciarse en Bossie. Y se da cuenta, en sus últimas horas, de que ese ser en el que se volcó, no solo no le ama, sino que le desprecia.
Esa carta (De Profundis es una maravillosa e intensa carta) escrita desde la lucidez y desde el dolor, refleja esa tremenda crueldad a la que pueden llegar algunas personas. Por eso es tan auténtica y tan tremenda.
A veces resulta difícil de creer. Pero pasa. Me parece increíble que puedan existir personas así, pero existen. De la misma manera que hay asesinos, hay personas crudelísimas con otras que no han hecho otra cosa más que amarles y demostrarles su cariño e interés. Y las respuestas son inimaginables y completamente injustas con esas personas.
Lo dicho. Inaudito el nivel de crueldad al que pueden llegar algunos seres humanos. Bossie bien podría ser la personificación del demonio, si eso existiera, pero hay más. Hay más personas que, desafortunadamente para ellas, responden a ese perfil.
En ese ejercicio de crueldad que tuvo Bossie para con Wilde, bien le podría haber preguntado Wilde, si lo hubiera tenido delante en la cárcel, ¿qué te he hecho yo, además de quererte, y querer dártelo todo, para que me trates así? ¿Cuándo dices eso, te refieres a mí?
No vio esta película, Wilde, pero seguro que le habría gustado.
Lo que le hicieron y lo que dijeron terminó con los huesos de este genio en la cárcel. Hay que ver la capacidad de destrucción que pueden tener algunas personas sobre otras, aunque sean inteligentes y talentosas estas últimas, como lo fue el genial irlandés, Oscar Wilde.
Impresionante.
Algo contra lo que es preciso blindarse. Enamorarse no puede traer consigo la destrucción de la persona y, en el caso de este genio irlandés, eso exactamente fue lo que pasó.
