martes, 4 de febrero de 2020

Black Friday

Hacía poco que yo había estado en Inglaterra, en Sheffield concretamente, por una colaboración docente con su Universidad. Allí nadie quería ni creía en ese resultado. Justo cuando se produjo mi hijo estaba jugando al ajedrez con un club inglés. Vivió unos días muy bonitos en Londres. Y esto fue lo que escribí. 

Este artículo fue publicado en el diario EL COMERCIO 
el sábado 25/06/2016 tras el resultado del referéndum del Brexit

“Mami, hace un poco de frío y llueve pero me lo estoy pasando muy bien”. Contesto: “¿Y qué tal las partidas, hijo mío?”. Me dice: “He ganado cuatro de cinco a los niños ingleses”. Le felicito por dejar el pabellón ajedrecístico asturiano bien alto en territorio inglés, tras desplazarse con su padre a Londres para competir contra un club de ajedrez londinense. Me quedo en casa con la pequeña; demasiados kilómetros para una niñita de cinco años en un fin de semana que se preveía agitado. El último antes de la votación sobre el Brexit. Su padre me indica que todo está muy calmado. Me sorprende. Quizás el hecho de que Jo Cox ya no se encuentre entre nosotros lo explique. Seguramente tan triste suceso calmó un poco los ánimos en los últimos días, pero esto no es la clave de todo, como en una novela negra. Tenemos un muerto y un mal final, especialmente para el resto del continente y para los que creemos en el proyecto europeo. Los británicos partidarios del Brexit han resultado vencedores por la mínima: 51,9% de votos a favor de abandonar frente a un 48,1% que optaron por la permanencia. Lo suficiente para empezar a dinamitar el proyecto europeo si es que esto tiene un efecto dominó en la solicitud de consultas directas que ya están apareciendo: Holanda, Dinamarca, Austria e incluso Francia, otro de los pesos pesados de la UE. La democracia directa tiene estas consecuencias, que es preciso asumir cuando se opta por ella, en lugar de la democracia parlamentaria. ¿Es mejor un jurado popular que uno constituido por letrados? Pues no lo sé, pero es lo que queda hoy por aceptar. Estaremos muy entretenidos en los próximos días, meses, analizando los mercados financieros, la evolución de las divisas, la prima de riesgo…Lo mejor será tratar de reaccionar lo más calmadamente posible. Como la esposa abandonada. Aceptar esta decisión histórica pero no de manera histérica, como ha dicho un alto representante europeo. Se van, pues ya está. Nada que hacer y nada más que decir. Caras felices las de Nigel Farage, Boris Johnson, Marine Le Pen, Donald Trump….Eso ya lo dice todo ¿verdad?


Vivimos en un mundo de libertades. Las imposiciones, las amenazas y los miedos no funcionan y el que decide irse es porque piensa que, ahí fuera, le espera un futuro mejor. ¿Tenía sentido para ellos seguir en este matrimonio europeo, tirándose los trastos a la cabeza, discutiendo un día sí y otro también? Supongo que no. Reino Unido cree que gana con esto y por eso lo ha hecho. El órdago de Cameron ha sido un tiro que le ha salido por la culata y él ha sido la primera víctima. Muy digno “speech”, dicho sea de paso. ¿Divorcio? Pues sin dramas y con todas las consecuencias. Eso sí, tratarán de negociar las condiciones del divorcio y exprimir lo mejor de los acuerdos comerciales. Cuanto más reciban y menos den, más felices serán. Con todo y con eso, amable lector, yo seguiré queriendo a ese gran país que es Gran Bretaña y seguiré yendo, en las condiciones que me permitan y usando mi pasaporte. Definitivamente, Black Friday.