Hacía poco que yo había estado en Inglaterra, en Sheffield concretamente, por una colaboración docente con su Universidad. Allí nadie quería ni creía en ese resultado. Justo cuando se produjo mi hijo estaba jugando al ajedrez con un club inglés. Vivió unos días muy bonitos en Londres. Y esto fue lo que escribí.
Este artículo fue publicado en el diario EL COMERCIO
el sábado 25/06/2016 tras el resultado del referéndum del Brexit
“Mami,
hace un poco de frío y llueve pero me lo estoy pasando muy bien”. Contesto: “¿Y
qué tal las partidas, hijo mío?”. Me dice: “He ganado cuatro de cinco a los
niños ingleses”. Le felicito por dejar el pabellón ajedrecístico asturiano bien
alto en territorio inglés, tras desplazarse con su padre a Londres para
competir contra un club de ajedrez londinense. Me quedo en casa con la pequeña;
demasiados kilómetros para una niñita de cinco años en un fin de semana que se
preveía agitado. El último antes de la votación sobre el Brexit. Su padre me
indica que todo está muy calmado. Me sorprende. Quizás el hecho de que Jo Cox
ya no se encuentre entre nosotros lo explique. Seguramente tan triste suceso calmó
un poco los ánimos en los últimos días, pero esto no es la clave de todo, como
en una novela negra. Tenemos un muerto y un mal final, especialmente para el
resto del continente y para los que creemos en el proyecto europeo. Los
británicos partidarios del Brexit han resultado vencedores por la mínima: 51,9% de votos a favor de abandonar frente a un 48,1% que
optaron por la permanencia. Lo suficiente para empezar a dinamitar el proyecto
europeo si es que esto tiene un efecto dominó en la solicitud de consultas
directas que ya están apareciendo: Holanda, Dinamarca, Austria e incluso
Francia, otro de los pesos pesados de la UE. La democracia directa tiene estas
consecuencias, que es preciso asumir cuando se opta por ella, en lugar de la
democracia parlamentaria. ¿Es mejor un jurado popular que uno constituido por
letrados? Pues no lo sé, pero es lo que queda hoy por aceptar. Estaremos muy
entretenidos en los próximos días, meses, analizando los mercados financieros,
la evolución de las divisas, la prima de riesgo…Lo mejor será tratar de
reaccionar lo más calmadamente posible. Como la esposa abandonada. Aceptar esta
decisión histórica pero no de manera histérica, como ha dicho un alto
representante europeo. Se van, pues ya está. Nada que hacer y nada más que
decir. Caras felices las de Nigel Farage, Boris Johnson, Marine Le Pen, Donald
Trump….Eso ya lo dice todo ¿verdad?
Vivimos en un mundo de libertades. Las imposiciones, las amenazas
y los miedos no funcionan y el que decide irse es porque piensa que, ahí fuera,
le espera un futuro mejor. ¿Tenía sentido para ellos seguir en este matrimonio
europeo, tirándose los trastos a la cabeza, discutiendo un día sí y otro
también? Supongo que no. Reino Unido cree que gana con esto y por eso lo ha
hecho. El órdago de Cameron ha sido un tiro que le ha salido por la culata y él
ha sido la primera víctima. Muy digno “speech”, dicho sea de paso. ¿Divorcio?
Pues sin dramas y con todas las consecuencias. Eso sí, tratarán de negociar las
condiciones del divorcio y exprimir lo mejor de los acuerdos comerciales.
Cuanto más reciban y menos den, más felices serán. Con todo y con eso, amable
lector, yo seguiré queriendo a ese gran país que es Gran Bretaña y seguiré
yendo, en las condiciones que me permitan y usando mi pasaporte. Definitivamente,
Black Friday.