martes, 4 de febrero de 2020

Hablando de libros

A ver si tengo que reconciliarme yo con Arturo Pérez- Reverte. ¡Será posible! Eso nunca. Pero tal cosa no me impide reconocer que en el último número de XL Semanal ha publicado un buenísimo artículo. Al menos a mí, me ha gustado mucho. Habla de libros, que son importantes para él. De los que ha leído y de los que no tendrá tiempo a leer. Eso me pasa a mí, pero la diferencia es que yo sufro con los que no tengo tiempo a leer y él ya lo ha asumido, y en eso, me ha enseñado algo. Y por eso me ha gustado. Sin que sirva de precedente, je, je...


A veces veo personas que se califican de escritoras y que no lo son de verdad. Incluso puedes tener una duda dependiendo de quien venga la recomendación de la faja del libro. ¡Caramba! Si dice eso, lo leeré. Y luego lo abres y lo lees y ves lo que hay, y lo que no hay y llegas a la conclusión de que también en ese negocio hay mucho de colegueo, de amistad, de hoy por ti y mañana por mí, cuando yo creo que debería haber solo buena literatura. 

Nunca publicaré una novela. Jamás. Al menos con mi nombre. Un ensayo tal vez, porque se aproxima de alguna manera a lo que hago en mi trabajo, y hay algún tema en el que realmente creo que tengo algo que decir y aportar, y en el que considero que se están diciendo muchas sandeces. Por parte de mujeres sobre todo. Tengo otros retos profesionales que abordar de momento, así que ese puente ya lo cruzaremos. 

Pero una novela jamás. Por respeto. Me basta con la satisfacción de saber que escribo mejor que algunas personas que se consideran escritoras. Y eso no lo sé yo porque yo haya ido a talleres de escritura o literatura. Ni he ido, ni pienso ir. Lo sé, sencillamente porque sé leer. Porque me gusta leer y porque disfruto muchísimo leyendo buena literatura. Por eso lo sé. 

Y escribo de manera silvestre, según me sale, cuando me apetece y sobre lo que me apetece, y ve la luz de una u otra manera. No todo lo que tengo escrito pero algo sí. 


En el mismo número de XL Semanal que aparece este artículo de Reverte, al final Carmen Posadas le echa un capote a su amiga Marta Robles que está de promo. Apoyándose que se dice. Siempre me gustan los artículos de Carmen Posadas. Sensatez y elegancia elevada a la máxima potencia. Me encantaría parecerme a ella. 


A Marta Robles, no tanto. Envidio su estatura, la verdad. Conozco alguien que mide metro noventa y que la definiría como demasiado larga, inmanejable y un saco de huesos. Yo creo que las mujeres altas ganan en plasticidad y son más lucidas. 

Eso sí. Martita para la promoción te has equivocado planchando demasiado la frente con bótox, (¿no hay mejores médicos por los madriles para hacer eso?) y poniendo pestañas postizas vulgares. Las hay más light como las que gasta una primera dama del reino. Cuando son tan espesas recuerdan más al porno o a los prostíbulos que, según dice ella, no tienen que existir. Pues las pestañas que lleva ahora se acercan a lo que se utiliza en esos lugares. 
Dicho esto, y vista en persona por la SN de Gijón, me parece muy lucida, que se conserva estupenda para su edad. Tiene cuatro pelos, eso sí, muy poco cabello; cada una lo que le toca o la consecuencia de demasiados tintes. Eso sí. Debería cambiar de médico para ponerse el bótox y aligerar la falsa pestaña. Cuidar la imagen está muy bien. Y de buena manera, mejor todavía. 

Suerte con las ventas, Marta. No dudo de que esté bien, pero tengo clásicos pendientes.