lunes, 10 de febrero de 2020

Mi nueva droga

Se llama budesonida y, con ella, van tres en mi vida. 

*La primera primerísima, la música, que me llegó de la mano de mi primer amor. Mi piano Kawai. Para ella no tengo medida alguna. A discreción. Lo que me apetece cuando me apetece. No en vano, soy músico. 

*La segunda, el café. Las cuatro o cinco dosis al día de la etapa predoctoral, se han quedado en dos. El del desayuno y a media mañana. "Coses de la vieyera". Que menos dosis hacen más efecto. 

*Y esta la tercera, pero con la enorme satisfacción de que en unos meses, y por una mera aplicación de la lógica a mi cuerpo, y a porqué le estaban sucediendo determinadas cosas a mi cuerpo, he logrado dominarla. Dominar a la enfermedad antes que ella a mí. Había razones del entorno dado que no es genético. Controlar las causas ayuda a entender y paliar las enfermedades y, en eso, la medicina no ayuda. Los médicos no tienen tiempo, ni se paran en eso. Es preciso entender el propio cuerpo. 
Si dominé migrañas de 72 horas, sabía que podía con esto. 
No obstante, es crónico y ahí está. Irá conmigo el resto del viaje. Antes la gente se moría de esto, sobre todo en Asturias, pero los tiempos adelantan que es una barbaridad. Y moriré, sí. Pero no de esto. Completamente segura de ello.
Barrunto que será un dolor del corazón.
Que te quede claro, bonita, que la que mando soy yo. Y no al revés.