Y se va la princesa o se va el príncipe azul. ¿Quién se va?
Qué pena, penita, pena, con lo felices que hubieran podido ser. Somos el resultado de nuestras propias decisiones. No podemos quejarnos de ello.
Qué vulgar resulta la gente quejicosa y chillona. Tremendamente vulgar.
Qué vulgar resulta la gente quejicosa y chillona. Tremendamente vulgar.