domingo, 2 de febrero de 2020

El autor.... luanquín



Ayer vi esta película que teníamos grabada desde hace unos días. La verdad que está genial. Me parece fantástica la interpretación del profesor del taller de literatura - un actor que siempre está inmenso - y la de la portera, que creo que recibió un Goya por ello. 
Está basada en una obra de juventud de Javier Cercas. El director la cambió y la superó. 
Lo cierto es que llega a parodiar muy bien lo que puede llegar a hacer un escritor, o alguien que quiere ser escritor. Hasta qué punto puede manipular las vidas de la gente, copiarlas, chupar como sanguijuelas de ellas, como buitres carroñeros, al matrimonio mexicano, como abogado que es, lo pone en una situación de absoluto drama al servicio de su obra, aunque podían haberlo peleado legalmente..
Se dedica a hacer una novela sobre los personajes del edificio, aplicando además la ausencia de escrúpulos que puede darse en alguien que lleva estudiado aquello de "todo lo que diga puede ser usado en su contra". 
Es una película colosal, la verdad. 
Y obligatoria para el que tenga un vecino que sea escritor y abogado. Más vale que si se cruza usted con él en el ascensor le diga HOLA y ADIÓS, y si quiere sonsacarle algo más, por aquello de quedar bien con el vecino escritor, o que el escritor no le escupa luego en la puerta por rechazarle la conversación, o le ponga lejía en el felpudo, pues dígale algo así como "Tengo prisa, discúlpeme", o similar. 
Cuanto menos, mejor. 
No obstante, tenga cuidado. Como su persona, su vida, lo que dice, hace o escribe resulten estimulantes para el escritor en cuestión, no tenga la más mínima duda de que le seguirá allá donde usted se dirija. 
Ni lo dude. 
Y después, lo leerá. 
Dicen que el que hace de autor es un gran actor. No lo pongo en duda, pero la verdad, después de verlo de joven por Luanco, que además yo creo que andaba por una amiga mía, no me resulta creíble. Además de que como hombre es un muñeco "madelman". Con esa fisonomía ninguna mujer puede tragarse que seduzca ni a la portera añosa ni a la guapa vecinita mexicana. 
Y la verdad que él, como actor, se podía haber ahorrado la escena de colocar los genitales encima de la mesa. Con la parte trasera, es más que suficiente. Se entendería la escena igual. 
Pero igual un hombre tan limitado físicamente tiene el ego subido y cree que es Fassbender, pero no. No lo es. Los paseos por la alfombra roja no cambian lo que es, a ojos de mujer. 
De veras que no. Físicamente entra en el grupo de los esmirriaos, "ruinicus", delgaduchos que, en general, a las asturianas no nos van nada de nada. 
Tanto a mi amiga como a mí, siempre nos ha llamado más la atención la corpulencia derivada de la estatura física, o de lo que se dice, un paisano. Fornido, fuerte, que te envuelva. Ancho. Brazos poderosos, un hombre con carne de hombre y no un "madelman" como este actor. 
Y el muñeco madelman que paseaba por Luanco cuando éramos jóvenes y que miraba para mi amiga (suceso imposible que ella le correspondiera, lo que es imposible lo es) no da la talla para ese papel, aunque según los cinéfilos sea que si. Pues será porque no son mujeres ni miran con ojos de mujer. 
Repito, si usted vive en un edificio de pisos (yo vivo en un chalé o vivienda unifamiliar, y no corro ese riesgo) y se entera de que tiene un vecino escritor y abogado, no solo le recomiendo esta película. Más bien le diría que es obligatoria. Por su seguridad y su bien.
Colosal. 
Enhorabuena al creador por saber parodiarse y percatarse de lo que pueden llegar a ser directores de cine, escritores...

Buitres, sanguijuelas, chupópteros, monstruos...

Todos los calificativos que pueden llegar a acumular los personajes que como este solo se preocupan de su trabajo, aunque su vida sea como es. La de este tipo, un auténtico desastre al servicio de su obra. Allá él. No me da ninguna pena. Cada uno decide lo que quiere hacer con su vida.