lunes, 11 de febrero de 2019

Tarde gloriosa

La de ayer fue una tarde gloriosa. Lo esperábamos, pero superó expectativas. Empatado a partidas con el campeón y por la diferencia únicamente del desempate (creo que se llama bouchol o algo así) mi hijo se ha proclamado Subcampeón de Asturias de Ajedrez en su categoría de edad. Una plata que a mí me sabe a oro y a gloria. 

La última partida fue con un niño que tiene un apellido con cierto parecido al suyo, Pavón en lugar de Patón y, al final, no tuvo podio, y lo siento mucho por él, porque es un excelente jugador y muy amigo de mi hijo. Pero el juego es el juego. 

¡¡Dios Santo!! Este niño cualquier día me revienta de felicidad. El hombrecito que más quiero en este mundo me va a romper cualquier día de estos. Ni en mi mejor sueño de madre hubiera imaginado yo esto. La realidad siempre, siempre supera la ficción. 

Antes de salir al ruedo taurino, la partida era a las cuatro y media en lugar de a las cinco, se le hizo una entrevista. Como se nota, la periodista está nerviosa, se confunde, no se entera de qué va el tema, hace crónica de lo que no sabe, pero ahí quedó. Y cuando acaba el entrevistado, ni se entera. Pa matarla...

¡Dioooooooooooooooooooooooooooos! Cómo no habré parido yo media docena de hijos, tal y como se salen.