sábado, 23 de febrero de 2019

Música de altura

Mis hijos son carne de Conservatorio. Faltaría plus! Y entre las grandes ventajas de la enseñanza actual, además de que tienen un conservatorio maravilloso y unos docentes de calidad entregados a su tarea con gran profesionalidad, también les facilitan copias de las obras. Está muy bien porque abarata los costes, pero impide hacerse con una buena biblioteca musical. Personalmente, soy partidaria de que compren aquellos volúmenes que valga la pena tener. 
Mi primogénito, que es pianista, también dispone de mi biblioteca pianística, que mis padres sufragaron cuando no quedaba otro remedio que comprar y comprar. No había internet para descargar las partituras, ni pululaban fotocopias por doquier. 
Pero las buenas editoriales y las buenas versiones siempre quedan. Y se transmiten con mucho amor de padres a hijos, o de una madre a sus hijos. En mi caso, a mi hijo pianista, porque mi hijita es violonchelista y no tengo partituras de violoncello, pero mi niña las tendrá. Con toda seguridad. Aquí estoy yo para eso y más. 

Aquí algunas de ellas. Muchas más en toda una carrera musical. 


El concierto italiano. 
Obra de cuarto de piano que disfruté de lo lindo. 




El clave bien temperado. 
Fundamental en la formación de todo pianista. 





Canciones sin palabras....Maravilloso. 


Después de preparar dos años los cursos de virtuosismo pianístico opté por abandonar, renunciar a la plaza en un Conservatorio que se iba a construir en Oviedo, preparar la Selectividad y dedicarme a otra cosa. Una renuncia difícil y dolorosa, pero totalmente acertada. Con 17 años me fui por otro camino y mi vida profesional ganó en proyección claramente. 




Este de pe a pa. 
Los estudios de Chopin, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha.